Disfrutando De La MaternidadEjemplo

Cuando quieres rendirte
por Deb Weakly

¡Ya terminé! ¡No puedo soportarlo más! ¡Esto es demasiado para mí!

¿Alguna vez has sentido ganas de decir estas palabras? ¡Todas las sentimos! La vida es dura y complicada. Somos madres pecadoras que vivimos en casas con personas pecadoras pequeñas (y grandes) que pueden decir y hacer cosas que nos hacen querer darnos por vencidas y tirar la toalla. Día tras día, tratamos de ser buenas esposas y madres, y luego sucede algo que nos hace sentir que queremos correr y escondernos, simplemente para alejarnos de todo.

La Biblia dice que tenemos un enemigo que “ronda como león rugiente, buscando a quién devorar” (1 Pedro 5:8). Satanás se opone al pueblo de Dios. Odia a las familias cristianas, por lo que tratará de hacer todo lo posible para destruir la tuya. A menudo tratará de obligarte a renunciar a tu matrimonio, a un hijo e incluso a ti misma.

¡La noticia sorprendente es que la Biblia también dice que tenemos un Salvador que venció al diablo y, como seguidores de Cristo, Su Espíritu Santo vive dentro de cada uno de nosotros y nos ayuda a vivir cada uno con poder y victoria!

“Pido que los ojos de vuestro corazón sean iluminados para que sepáis a qué esperanza él os ha llamado, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos y cuál la incomparable grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese poder es el mismo que ejerció cuando resucitó a Cristo de entre los muertos y lo sentó a su diestra en los lugares celestiales” (Efesios 1:18-20).

Amiga, como seguidora de Cristo, tienes el poder del Espíritu Santo viviendo dentro de ti. Este poder es tan grande que tenemos que orar para que los ojos de nuestro corazón sean iluminados para poder entender esta verdad. Mi desafío para ti hoy es orar y pedirle a Dios que te ayude a entender este poder que tienes para ayudarte a seguir adelante, incluso cuando sientas ganas de rendirte.

Ora conmigo hoy:

"Padre Celestial, a veces la vida se pone tan difícil que solo quiero darme por vencida. Ayúdame a recordar la importancia de mi papel como madre cristiana y el poder que tengo dentro de mí porque Tu Espíritu Santo reside allí. Abre los ojos de mi corazón y dame entendimiento y sabiduría. Enséñame a vivir cada día en Tu fuerza y con Tu alegría. Protégeme del maligno y ayúdame a recordar que "el que está en mí es mayor que el que está en el mundo" (1 Juan 4:4b). En el poderoso nombre de Jesús, te lo pido. Amén".