La tierra prometida.

Hay un punto clave de mucha actualidad en el pacto abrahámico.

Aquí Dios establece su amor y fidelidad a la familia que está muy conectado con la misión de «multiplicarse». En el mundo actual, con su crísis de identidad, el anhelo de formar una familia y tener hijos está en decadencia. Por eso el enemigo lo ha abanderado con un arco iris.

Cada que veo un arco iris me gusta señalarlo y decir en voz alta "ahí está Dios" para que los demás miren al cielo. Es una de mis formas favoritas de comenzar una conversación acerca de Jesús.

Los descendientes de Abraham heredaron la tierra pero no ha sido ocupada por completo.

Este territorio comprende lo que hoy sigue siendo Israel y fragmentos de lo que hoy es Egipto, Siria, Líbano e Irak.

Podemos tener la plena certeza de que algún día cercano al milenio de los santos esta promesa encontrará su cumplimiento. Además el pacto establece «una gran nación» que no se cumplio ni en el pasado ni en la actualidad.

Este pacto sigue pendiente.