El Poder De PerdonarEjemplo

Mantener pura la corriente

Como fundador de Summit Leaders, llevo las personas a expediciones al aire libre por todo el mundo. Hace unos años, llevé a un equipo a hacer rafting por el Gran Cañón. Nuestra aventura empezó a unas dos horas al norte de Flagstaff, Arizona, EUA.

Donde empezamos, el cañón sólo tiene unos cientos de metros de profundidad. El agua es cristalina con un bonito tinte verde y se puede ver hasta el fondo del río. Tras una lección de seguridad y algunos consejos básicos para remar, emprendimos nuestro viaje de seis días por las profundidades del cañón. A los tres kilómetros de viaje, nuestro guía señaló a la derecha. "Parece que el Paria está fluyendo", dijo. "Díganle adiós al agua clara".

Miré hacia delante y vi una desagradable corriente de agua marrón que desembocaba en el cristalino río Colorado. En un abrir y cerrar de ojos, nuestro río bonito y claro se volvió marrón y lechoso, y así permaneció durante el resto del viaje de seis días. Ese diminuto y fangoso arroyo estacional a kilómetros río arriba, convirtió el poderoso río Colorado en un caos turbio.

En el pasaje de hoy, el rey Salomón habla de la importancia de guardar o mantener protegido el corazón con diligencia. Nuestros corazones deben ser puros y limpios, pero si no tenemos cuidado, el dolor y la amargura pueden entrar y contaminar las aguas claras de nuestro corazón.

Cuando no liberamos el dolor, este se convierte en resentimiento. Tanto en español como en francés la palabra sentir significa experimentar sensaciones. Cuando re-sentimos algo sentimos esa emoción una y otra vez, revivimos el suceso. Y el resentimiento puede tener consecuencias nefastas en nuestra alma, es como beber de una fuente de agua contaminada: no saldrá bien.

Pero el perdón es el filtro que puede limpiar la contaminación del dolor en nuestros corazones.

Cuando dirijo equipos al aire libre, siempre llevo un filtro purificador de agua de alta gama. Elimina prácticamente todo lo que el agua pueda contener y que pueda hacer daño. He bombeado agua de arroyos estancados y no me he enfermado. Esos filtros son caros, pero compro uno nuevo para cada viaje. El precio vale la pena para asegurarnos de que el agua sucia no hará daño al equipo, entonces todas las noches nos sentamos en círculo y nos turnamos para bombear agua pura para el día siguiente.

Me pregunto qué podría ocurrir en nuestras vidas si desarrolláramos el hábito diario de filtrar esas ofensas que pueden acumularse y contaminar las corrientes claras y fluidas de nuestros corazones. ¿Y si cada noche procesáramos lo que nos ha pasado a través de nuestro propio filtro de perdón y decidiéramos no dejar que se ponga el sol sobre nuestro enojo?

De hecho, el perdón puede convertirse en un hábito diario que nos mantenga libres y limpios de resentimiento, nos ayuda a mantener las aguas de nuestro corazón fluyendo puras y claras para que podamos ser una fuente vivificante para los demás.