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Este Es El Camino: Un Viaje De 30 Días a Través Del Libro De Los Hechos

DÍA 4 DE 30

Más que una mirada

por Kyle Fox

Cierta tarde, Pedro y Juan fueron al templo para participar en el servicio de oración de las tres de la tarde. Mientras se acercaban al templo, llevaban cargando a un hombre cojo de nacimiento. Todos los días lo ponían junto a la puerta del templo, la que se llama Hermosa, para que pidiera limosna a la gente que entraba.
Cuando el hombre vio que Pedro y Juan estaban por entrar, les pidió dinero. Pedro y Juan lo miraron fijamente, y Pedro le dijo: “¡Míranos!”. El hombre lisiado los miró ansiosamente, esperando recibir un poco de dinero, pero Pedro le dijo: “Yo no tengo plata ni oro para ti, pero te daré lo que tengo. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y camina!” -- Hechos 3:1–6 (cursiva agregada).

Cada vez que leo el pasaje de hoy, me salta a la vista la frase "lo miraron fijamente". Recientemente aprendí que esta frase es una sola palabra en el griego original (atenizo); se usa en otras partes de la Biblia, cada vez poniendo énfasis en estar plena e intencionalmente presente en el momento.

En el mundo actual, en el que la actividad apresurada y la tecnología omnipresente compiten por nuestra atención, me pregunto si perdemos la oportunidad de poner esto en práctica, de estar plena e intencionadamente presentes en el momento con las personas que nos rodean. Dependiendo de dónde vivas, es posible que no veas a personas necesitadas pidiendo dinero al lado del camino o sentadas afuera del edificio de la iglesia. Pero, ¿nos apresuramos involuntariamente y de forma regular a pasar por alto a las personas con necesidades cotidianas, apenas mirándolas?

La importancia de este pasaje no es el dinero que el hombre mendiga, sino el ser escuchado y visto. Pedro le dice al hombre: "Yo no tengo plata ni oro para ti, pero te daré lo que tengo" (Hechos 3:6). La intencionalidad sin prisa ni distracciones de Pedro resultó en algo mucho más trascendental que lo que el dinero podía comprar a este hombre con gran necesidad.

Esto me trae a memoria un momento durante mi primer año de universidad. Fue solo unos meses después de haber entregado mi vida a Jesús; un amigo y yo comprábamos comida cuando me dijo: "Tu vida es un momento enorme y complicado". No estaba seguro si decirle. . . ¿Gracias? Pero en el contexto de la conversación, fue muy bonito que lo dijera.

Es importante que sepas que mi amigo dijo esto porque estaba orgulloso de mí por no rehuir los momentos complicados. Recordó cómo solía ser yo y cómo me resultaba imposible iniciar una conversación con alguien en público, incluso en la iglesia. Mi historia es una historia de superación de la ansiedad y el miedo que fueron a veces paralizantes. Mi amigo continuó diciendo que siempre supo que tendría una historia loca para compartir sobre cómo el Señor me ha usado para hacer que alguien se sienta visto e importante.

Años después, creo que el Señor me ha llamado a inspirar a otros a saber que ellos también pueden salir de su área de comodidad para hacer que alguien se sienta visto e importante. La Biblia no menciona que el hombre cojo fuera maltratado, pero sí menciona que lo llevaban a la puerta del templo todos los días. Me pregunto cuántas personas a lo largo de los días, meses o años pasaron junto a él.

Como cristianos, hablamos de tratar a los demás de la manera en que nos gustaría que nos trataran, pero una de las peores formas de maltrato es tratarte como si no existieras en absoluto, sin ser escuchado ni visto. La vida entera de este hombre cambió cuando Pedro y Juan lo escucharon y lo vieron. No solo vieron su condición física, sino que también lo vieron como fue creado y redimido para ser.

He estado caminando con el Señor durante veinte años. Esto significa que durante dos décadas, ¡el latir de mi corazón se acelera cada vez que el Señor me muestra a alguien con quien necesito iniciar una conversación! Puede sonar algo extremo, pero la verdad es que todavía me pongo nervioso en esos momentos. Sin embargo, sé que mi obediencia al Señor debe ser más grande que mis inseguridades. Hay momentos en los que todavía pienso: Ellos no quieren que les hable. Van a pensar que es raro. Solo quieren que los dejen en paz. Al mismo tiempo, la otra persona podría estar pensando: Nadie me quiere hablar. Aquí hay un montón de gente, pero nadie me ve. O algo así de triste.

El pensamiento que más a menudo tengo y que me hace tropezar es: no puedo hacer conexión con ellos.

Cuando mi mente se inunda de inseguridades, mentiras y dudas, me recuerdo a mí mismo que la capacidad de conectar está sobrevalorada. No tengo que parecerme ni hablar como ellos, ni tener la misma edad o actuar como ellos para tener un impacto espiritual significativo en sus vidas. Solo necesito presentarme y mostrarme interesado. Es posible que su mayor necesidad no se satisfaga en esa interacciones, pero puedo satisfacer la necesidad de verlos genuinamente, preocuparme por ellos y mostrarles amabilidad.

Para estar genuinamente interesados y plenamente presentes, necesitamos el poder del Espíritu Santo que fluye a través de nosotros. Jesús les dio a sus discípulos el poder y la autoridad para expulsar a todos los demonios y sanar todas las enfermedades antes de enviarlos a hablar a todos acerca del reino de Dios (lee Lucas 9). Nosotros también podemos participar en esto. Cada vez que noto una falta del poder milagroso de Dios en mi vida, no es porque su poder se haya agotado; sino porque mi perspectiva está fuera de foco. No es un tema de falta de actividad divina; sino las distracciones que impiden ver las oportunidades a mi alrededor.

El Señor desea que miremos a los que nos rodean con consideración e intencionalidad y que ejerzamos el poder y la autoridad que se nos ha dado en Cristo Jesús para ofrecerles esperanza duradera: la esperanza de vida abundante, la esperanza de la vida eterna, la esperanza de Jesús.

Oración

Señor, quiero ver a los demás de la manera en que Tú los ves. Por favor, dame tu perspectiva de compasión. Lléname con tu Espíritu Santo mientras salgo de mi comodidad e inicio conversaciones con otras personas que podrían sentirse solas o con una necesidad que solo Tú puedes satisfacer. Ayúdame a estar en el momento con ellos intencionalmente presente. Usa mis palabras para hablarles y usa estas interacciones como un catalizador para atraerlos hacia Ti. En el nombre de Jesús, amén.

Activación

  • ¿Qué temores o titubeos has experimentado que te podrían impedir iniciar una conversación con alguien?
  • A lo largo de la semana, practica estar completamente presente asegurándote de hacer contacto visual con las personas que encuentres. Toma el tiempo para hacerles saber que notas su presencia. Da oportunidad para interacciones significativas.
  • Sal de tu comodidad iniciando una conversación con alguien que pueda sentirse ignorado. Deja atrás cualquier inseguridad y confía en que Dios usará tus palabras para hacerlos sentir vistos e importantes.
  • Pídele al Espíritu Santo que destaque a las personas a tu alrededor que necesitan sentirse vistas o animadas. Sé abierto a la forma en que Dios podría guiarte para ofrecer esperanza, aliento o incluso oración.

Para profundizar

Hechos 3; Mateo 9:35–38; Romanos 12:13; Gálatas 6:2; Gálatas 6:10

Espíritu Santo, ¿qué me dices hoy?

Día 3Día 5

Acerca de este Plan

Este Es El Camino: Un Viaje De 30 Días a Través Del Libro De Los Hechos

Este poderoso devocional da vida al libro de los Hechos para los creyentes de hoy. Descubrirás cómo a través del poder del Espíritu Santo, los primeros cristianos revolucionaron su mundo y cómo tú puedes hacer lo mismo. Escrito por 30 voces diferentes que comparten revelación fresca e historias personales, te inspirará y te empoderará para impactar tu mundo, a caminar con valentía, sabiduría y autoridad sobrenatural.

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Nos gustaría agradecer a Gateway Church por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: gatewaypeople.com