Este Es El Camino: Un Viaje De 30 Días a Través Del Libro De Los HechosMuestra
Gran temor
por Sion Alford
Gran temor se apoderó de toda la iglesia y de todos los que oyeron lo que había sucedido -- Hechos 5:11.
¿Alguna vez has orado: "¡Avivamiento, Señor! ¡Tráenos un avivamiento, como el desatado a través de la iglesia primitiva en el libro de los Hechos!"? O tal vez hayas escuchado a alguien decir: "Necesitamos ser más como la iglesia en el libro de los Hechos".
La mayoría de las personas que oran o dicen cosas como estas piensan en milagros, señales y maravillas que marcaron esos primeros días: los ciegos ven, los cojos caminan y los creyentes en unidad y poder. Pero estoy dispuesto a apostar que no están pensando en los eventos aleccionadores que ocurrieron en los primeros versículos de Hechos 5.
Es allí donde conocemos a Ananías y Safira, una pareja muy conocida en la iglesia que vendió una propiedad valiosa. Debieron de haber luchado con la suma que les había aportado y pensaron: es demasiado para regalarlo por completo. Así que tomaron una decisión fatídica: se iban a quedar con una parte para ellos mientras daban la ilusión de haber dado todo a la iglesia y a los apóstoles. Pero el engaño, como siempre, los alcanzó. Su mentira fue expuesta, y después de ser confrontados por Pedro, cayeron al suelo muertos ¡justo en medio de un servicio religioso!
Este no es el tipo de avivamiento purificador que la mayoría de las personas esperan al pensar en el avivamiento visto en el libro de los Hechos. La clase de juicio rápido que uno podría esperar al otro lado de la cruz, en los días Antes de Cristo, cuando la justicia de Dios parecía rápida y aguda. ¿Me explico?, el Dios del Antiguo Testamento, rápido para hacer juicio cuando el pecado asomaba su cabeza. ¿Pero ahora? ¿De este lado del Calvario? ¿En la era de la gracia y la misericordia? No es exactamente la escena que imaginamos cuando hablamos de lo glorioso de la iglesia del Nuevo Testamento, ¿verdad?Nos sacude y nos recuerda que un saludable temor del Señor no debe desaparecer en esta era de la gracia, sino que debe profundizarse.
Una mirada más cercana a este peligroso evento revela algo que necesitamos aprender. El pecado de Ananías y Safira fue el pecado del engaño: pensar que podían engañar a los que los rodeaban, cuando en realidad estaban tratando de engañar a Dios mismo.
Para empeorar las cosas, su mentira no fue un simple paso en falso; le mintieron al Espíritu Santo. Querían proyectar una imagen de ser algo que no eran, desinteresados, generosos, dándolo todo por la causa, pero en realidad, sus corazones no eran congruentes con sus acciones. Su ofrenda no era asunto del sacrificio o el amor por los demás, sino de la apariencia. Ansiaban el reconocimiento, ser aclamados como los más generosos de la iglesia, precursores benévolos de la comunidad. Pero como siempre sucede cuando se está en la presencia de Dios, la verdad salió a la luz. Ananías y Safira no habían dado lo que afirmaban, y en su búsqueda de reconocimiento, cometieron un grave error: cambiaron el temor de Dios por el temor del hombre.
A raíz de su engaño y del rápido juicio de Dios, un santo temor se extendió por toda la iglesia y por todos los que se enteraron de la reunión de oración. No era un miedo nacido del pavor, sino una santa reverencia que encendió algo profundo y eterno: un avivamiento de las almas. De hecho, "y seguía aumentando el número de los que creían en el Señor” (Hechos 5:14 NVI).
Este relato no es simplemente una advertencia para seguir siendo honesto y transparente. Es una invitación a abrazar un temor reverente y santo del Señor, dejar que despierte algo profundo dentro de nosotros, un temor piadoso que no nos aleje del Padre, sino que nos acerque; un temor piadoso que profundiza nuestra intimidad con Él como lo hizo en la iglesia del libro de los Hechos. Es un temor santo arraigado tanto en el asombro como en el amor, que nos recuerda simultáneamente la majestad y misericordia de Dios.
Oración
Padre, ayúdame a caminar en verdad y humildad ante Ti. Cultiva un temor santo en mi corazón que me lleve a una intimidad más profunda contigo, alineando mis acciones con tu voluntad. No un temor que me haga retirarme o esconderme, sino uno que me acerque más a tu verdadera naturaleza y carácter. ¡Eres impresionante en tu magnificencia y lleno de gloria eterna! Sin embargo, también estás rebosante de misericordia e ilimitado en amor incondicional. Hoy, me maravillo ante ti e invito a tu Espíritu Santo a avivar en mí, a despertar un amor más profundo por Ti y un temor reverente que me mantenga anclado en quién eres Tú. En el nombre de Jesús, amén.
Activación
- ¿Hay lugares en tu vida en los que te enfocas más en parecer justo y santo ante los demás, a sabiendas de estar solo "fingiendo"? Pídele al Espíritu Santo que te revele estas áreas. Luego llévalas a Dios en oración. Al confesarlo y rendirte, recibe el perdón y la gracia de Dios para liberarte del temor del hombre, permitiendo que el amor de Dios moldee lo que realmente eres.
- Crea una lista que incluya lo que significa tenerle miedo a Dios y otra que explique lo que significa tener un temor saludable de Dios. Medita en el fruto que da cada forma de pensar, especialmente en la forma en que te acercas a Dios en la oración y la adoración.
Para profundizar
Hechos 5; Salmos 111:10; Salmos 31:19; Proverbios 9:10–11; Proverbios 14:26–27; Proverbios 22:4; Jeremías 32:40
Espíritu Santo, ¿qué me dices hoy?
Acerca de este Plan
Este poderoso devocional da vida al libro de los Hechos para los creyentes de hoy. Descubrirás cómo a través del poder del Espíritu Santo, los primeros cristianos revolucionaron su mundo y cómo tú puedes hacer lo mismo. Escrito por 30 voces diferentes que comparten revelación fresca e historias personales, te inspirará y te empoderará para impactar tu mundo, a caminar con valentía, sabiduría y autoridad sobrenatural.
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