Salmo 103: ¿Por Qué Debemos Alabar a Dios?Muestra
Examinando el catálogo de las bendiciones recibidas de parte de Dios – parte II
Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias (Salmo 103:2-3).
Observemos algunas de las bendiciones que David reseña en su catálogo de bendiciones recibidas.
¿Por qué debemos alabar a Dios?
- El sana todas tus dolencias.
El perdón luego abre camino a la curación de nuestras dolencias y enfermedades, que no es una cura de las dolencias meramente corporales, como tampoco lo es redimir la vida "del abismo", es simplemente la preservación de la vida. Dios ofrece no solo sanidad espiritual a nuestras vidas, sino también sanidad física. Él sana nuestras enfermedades.
“Algunos sugieren que David está hablando de enfermedades espirituales, como la carga del pecado. Pero eso no es todo. Creo que realmente está hablando de enfermedades. Él está diciendo que cuando somos sanados, como lo hacemos a menudo, es Dios quien lo ha hecho. Él es el sanador del cuerpo y del alma. Por lo tanto, la salud que se nos ha dado es un don seguro de Dios. Dios debería ser alabado por ello” (Boice).
En todo caso, las dolencias espirituales terminan por transformarse en dolencias físicas. Si bien el pecado conduce a la enfermedad espiritual, luego ésta abre paso a la enfermedad mental y física.
“Están los dolores de aquello o aquellos que te marcaron, que te hirieron, que te rechazaron. Están los dolores de lo que fue y ya no es, o de lo que pudo haber sido, pero nunca se concretó. Están los dolores producto del cansancio del camino, de las lastimaduras que han resultado por el esfuerzo constante, un esfuerzo que no ha sido retribuido como esperabas. Están los dolores de los sueños rotos, de las esperanzas fallidas. Están los dolores de la soledad, del quebranto del alma por la compañía que ya no está. Están los dolores de la decepción, los dolores de la frustración, los dolores de la traición, los dolores de la injusticia, los dolores de la opresión, del maltrato y de la violencia; en todas sus vertientes” (Casa de Alabanza). Sobre estas dolencias también Dios trae sanidad. Para ese propósito vino Jesús como Salvador y Redentor: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor (Lucas 4:18-19).
Escrituras
Acerca de este Plan
El Salmo 103 es uno de los salmos más apreciados y amados de la Biblia, conocido por su elocuente expresión de alabanza y gratitud que surgen de un corazón profundamente agradecido y que ama a Dios. El Salmo 103 comienza con una exclamación exuberante de alabanza, la que refleja la vida total de David. Todo lo que estaba dentro de él, todo lo que era, cada fibra de su ser, estaba dedicado a bendecir el nombre santo de Dios. El entusiasmo de David estaba motivado por el recuerdo de los milagros que Dios había hecho en él.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: vidaefectiva.com