Salmo 103: ¿Por Qué Debemos Alabar a Dios?Muestra
Todo nuestro ser participa de la adoración
El Salmo 103 comienza con dos versículos poderosos: Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Estos dos versículos iniciales establecen el tono para todo el salmo.
Una convocatoria a la profunda adoración
David no está ofreciendo simplemente una palabra casual de alabanza y agradecimiento, ni una mera expresión litúrgica de alabanza; está convocando a todo su ser a participar, desde lo más profundo de su alma, en una adoración sincera. Este es un acto introspectivo, reflexivo, íntimo y personal de adoración, que refleja la profunda gratitud y reverencia de David hacia Dios.
David llamó a su alma a bendecir a Jehová. Era como si David mirará hacia adentro, a su alma, y entendiera que no estaba adorando a Dios lo suficiente. Él llamó a su alma a hacer una adoración más profunda, sentida y real.
David también entendió que la adoración tiene que ver más con lo interno. Él llama a su alma a despertar y exhorta a todo su ser a alabar a Dios. ¿Cuántas veces alabamos a Dios solo con nuestros labios? Le cantamos con nuestra boca mientras nuestra mente está en otro lugar. La verdadera alabanza surge desde lo más profundo de nuestro ser y despierta nuestro espíritu, nuestro cuerpo y nuestra mente.
La alabanza demanda concentración en Dios
Por eso David llamaba a todo lo que él era (todo su ser) para dar honor, gloria y alabanza a Dios. Nuestras emociones, nuestros pensamientos y nuestra voluntad necesitan estar rendidos a Él. No es sólo un asunto de acoplar con la música, sino que internamente – como una totalidad – estemos rendidos a Dios. De lo que se trata es de afinar nuestros corazones, para dirigir nuestra alabanza con todas nuestras fuerzas y con todo lo que somos a Dios.
David entendía que la verdadera adoración era algo profundamente interno, del alma. No se trata solo de formas o expresiones externas, superficiales, sino algo profundo del alma.
Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. “El gran valor de estas palabras de apertura es que nos muestran que la adoración no es involuntaria o automática” (Morgan). La adoración requiere devoción, intencionalidad, intensidad, enfoque y concentración.
La alabanza nos lleva a reconocer la santidad y el amor de nuestro Dios y anhelar ser más como Él
Dios es santo y nos llama a ser santos (1 Pedro 1:14-16). Él es amor (1 Juan 4:8) y nos llama a practicar el amor (1 Juan 4:7-12). ¿Cómo lo logramos? Acercándonos más a Dios y permitiendo que Él nos transforme cada vez más conforme a su imagen. La transformación viene de la cercanía y la comunión con Él.
Escrituras
Acerca de este Plan
El Salmo 103 es uno de los salmos más apreciados y amados de la Biblia, conocido por su elocuente expresión de alabanza y gratitud que surgen de un corazón profundamente agradecido y que ama a Dios. El Salmo 103 comienza con una exclamación exuberante de alabanza, la que refleja la vida total de David. Todo lo que estaba dentro de él, todo lo que era, cada fibra de su ser, estaba dedicado a bendecir el nombre santo de Dios. El entusiasmo de David estaba motivado por el recuerdo de los milagros que Dios había hecho en él.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: vidaefectiva.com