De La Desesperación a La EsperanzaMuestra
La petición
Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte; para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara (Salmo 13:3-4).
De la queja a la petición
David transita de la queja a la petición. Llama a Dios (mira) para que le mire y le responda (mírame y respóndeme). De esta forma David busca una señal de la presencia de Dios y una respuesta a sus clamores. Esta es una súplica por vida y fuerza renovadas (alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte; para que no diga mi enemigo: Lo vencí). La luz a menudo simboliza vida, entendimiento y favor divino. David teme que, sin la intervención de Dios, sucumbirá a la muerte, y sus enemigos reclamarán la victoria sobre él.
Esta petición revela la profunda dependencia de David en Dios para su liberación y su creencia de que solo Dios puede salvarlo - rescatarlo de sus circunstancias desesperadas. La mención del posible y casi inminente triunfo de sus enemigos añade un sentido de urgencia y angustia a su súplica, ya que su victoria no solo sería una derrota personal, sino también una reflexión y un cuestionamiento sobre la protección de Dios sobre él.
El salmista hace tres pedidos a Dios:
- Primero a Dios, buscando su atención: “Mírame” (préstame atención). El salmista siente que Dios está distante, lejano y ausente… Siente que Dios le ha abandonado y está distraído o mirando a otro lado. “Señor y Dios mío, mírame”, acá estoy en medio del dolor y la angustia; no me ignores.
- Segundo, inquiriendo a Dios para que responda: “Señor y Dios mío, mírame y respóndeme”. El salmista siente que Dios no ha estado escuchando o no responde. Esta es una demanda de respuesta.
- Tercero, pidiéndole a Dios que se vuelva a él: “Señor y Dios mío, ilumina mis ojos” (lit. vuélvete hacia mí y contéstame). Devuélvele el brillo a mis ojos, o moriré.
¿Cuál es la respuesta o la triple propuesta del salmista?
No hay evidencia de una respuesta inmediata de parte de Dios. Pero David se responde a sí mismo con una esperanza confiada.
En el salmono se nos dice que el problema haya pasado o que la situación haya sido resuelta. La frase “pero yo” no indica esto. Sin embargo, después que David vació su corazón delante de Dios, se levanta con renovada fe, cantando su esperanza y confianza en la fidelidad de Dios. Esto demuestra que el tiempo delante de la presencia de Dios en oración es terapéutico, sanador y renovador.
En este sentido, David nos invita a:
- Confiar en el amor de Dios. Mas yo en tu misericordia he confiado. Es una invitación a confiar en Dios aun cuando las cosas no marchen bien, y la respuesta aun no haya llegado. Tal vez echar una vista retrospectiva hacia el pasado, para observar la fidelidad de Dios a lo largo de nuestra historia. Nuestro pasado puede ser fuente de inspiración para nosotros y para los otros al recordar la fidelidad de Dios.
- Alegrarnos en la promesa de la salvación. Mi corazón se alegrará en tu salvación. Los problemas no se han disipado o han terminado, pero la invitación de David es a gozarse en el Señor. Esta no es una alegría basada en que las cosas marchan bien, sino un gozo basado en la esperanza que inspira Dios. Es una alegría que se basa en la esperanza de lo que va a suceder. La base de esta alegría es la confianza en este Dios de amor y fidelidad. Esto se traduce en una tranquilidad o paz que puede ser explicada o entendida como algo dado por Dios.
- Expresar gratitud por medio de cantos. Cantaré a Jehová, porque me ha hecho bien. Además de expresar confianza en la bondad de Dios, se nos anima a convertir esa confianza en alabanza y adoración. Este es un llamado a recordar a través de la alabanza que Dios es misericordioso. ¿Cantar en medio de los problemas? Sí. Es un canto que expresa confianza. Es un canto que reconoce la bondad de Dios. La base de nuestra confianza es la naturaleza de Dios: un Dios de amor y misericordia. Por eso, podemos empezar a entonar cánticos aun en medio del dolor y sufrimiento.
Escrituras
Acerca de este Plan
El Salmo 13, un clamor y lamento personal de David, expresa angustia y desesperanza ante el aparente abandono y silencio de Dios. ¿Hasta cuándo, Señor? Este breve, pero intenso salmo pasa de la aflicción a la confianza. El texto aborda temas como el sentimiento de abandono, la perseverancia en la oración y la transformación del lamento en alabanza. Este salmo es una operación a corazón abierto al interior del corazón de David. Captura la tensión entre sentirse abandonado por Dios y confiar en su amor inquebrantable. Es un digno ejemplo de lucha espiritual victoriosa.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: vidaefectiva.com