NT25 AYUNOMuestra

Día 14 - Kevin Tipps, Pastor Ejecutivo en UPPERROOM

Lectura de hoy: Romanos 14-1 Corintios 7

Los fuertes en la fe debemos apoyar a los débiles, en vez de hacer lo que nos agrada. 2 Cada uno debe agradar al prójimo para su bien con el fin de edificarlo. 3 Porque ni siquiera Cristo se agradó a sí mismo, sino como está escrito: «Sobre mí han recaído las burlas de los que te insultan». Romanos 15:1-3

En los primeros seis versículos del capítulo 15, Pablo nos instruye a expresar nuestro amor los unos por los otros al edificar a los débiles. Por hermosa que suene esta exhortación, "amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos" a menudo viene con un costoso precio de inconvenientes. Amar a los demás es un viaje sobrenatural que recorrer.

Seamos honestos: en realidad es imposible viajar fielmente si nos embarcamos en ello con nuestras propias fuerzas. Pero anímese al recordar una verdad que Pablo compartió con nosotros hace solo unos capítulos: la fuente no solo de nuestra salvación, sino también del poder para la vida cristiana se encuentra en un solo lugar: la gracia solo por medio de la fe sola.

Esta es una noticia liberadora, especialmente cuando nos enfrentamos a la oportunidad de soportar las debilidades de alguien cuando menos tenemos ganas de hacerlo. El poder del Evangelio nos asegura que, independientemente de cómo nos sintamos en ese momento, podemos estar a la altura de las circunstancias con confianza. En el momento en que tocamos el techo de nuestra propia capacidad, encontramos que el cielo se abre a Su provisión. Su gracia es ilimitada, y es Él en nosotros quien obra "el querer y el hacer según su voluntad" (Filipenses 2:13).

La evidencia de una fe madura y de una vida que permanece en la presencia de Dios es simplemente esta: que nos amamos los unos a los otros.

La capacidad de amar verdadera, libre y abundantemente a los demás solo puede provenir de este suministro sobrenatural de gracia. Dios no solo desea que "actuemos" con amor. Él desea conformarnos enteramente a su misma imagen, la imagen del amor.

Nuestra vida en la tierra, por ahora, significa una vida rodeada de debilidad. A medida que compartimos la vida con los demás, continuamente nos encontraremos cara a cara con ella de una forma u otra. Que podamos ver la invitación oculta disponible para nosotros sin importar la forma que adopte y la frecuencia con la cual nos la encontremos: apoyarnos en nuestro Amado para suplir todo lo que se requiere para superarnos a nosotros mismos y edificar a otra persona.

Hacerlo no es solo tener una comunión profunda con Jesús, sino también ministrarle y traer gloria a Su Padre. A medida que cargamos con las debilidades de los demás, no solo nos estamos volviendo más como Jesús, sino que también estamos testificando de la bondad de su naturaleza y revelando la belleza de su carácter al mundo que nos rodea.

"Que el Dios de paciencia y consuelo os conceda vivir en tal armonía los unos con los otros, de acuerdo con Cristo Jesús, para que juntamente glorifiquéis a una sola voz al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, acéptense los unos a los otros como Cristo los recibió a ustedes, para la gloria de Dios" Romanos 15:5-7.