Apoyándonos en Dios Para Llevar Nuestras CargasMuestra
La paz: el fruto de confiar en Dios – parte I
El resultado de esta acción de dirigir (echar) las preocupaciones en Dios en forma de peticiones, es la paz. Esa es la esperanza que anima al salmista. “El redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, aunque contra mí haya muchos” (Salmo 55:18). Esa es también la promesa de la palabra de Dios para todo aquel que acude a Dios en momentos de ansiedad y aflicción. “Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7).
Con Dios el proceso de conquistar la ansiedad y la angustia es simple (no fácil):
El problema: la ansiedad / preocupación
La acción: arrojarla sobre Dios en forma de peticiones
El resultado: la paz de Dios
Para gestionar, pues, eficazmente la angustia y la ansiedad necesitamos experimentar la acción orientadora y fortalecedora del Señor, que se traduce en recibir su paz y su gozo. Por eso al echar nuestras cargas sobre Dios, y experimentar su paz que sobrepasa todo entendimiento, y experimentar el gozo fortalecedor de Dios en medio de las pruebas y aflicciones (Santiago 1:2; Nehemías 8:10), nos habilitamos para conquistar nuestra ansiedad - angustia y sobreponernos a nuestras debilidades.
El poder de la paz y el gozo del Señor
La paz y el gozo del Señor son habilitantes para vencer adversidades, obstáculos y vicisitudes, preocupaciones y ansiedades. Constituyen fortalezas sobrenaturales impartidas por Dios para lidiar y vencer sobre nuestras limitaciones personales, y sobre las aflicciones, amenazas y peligros del mundo.
No son actitudes, emociones o habilidades humanas, sino capacitación sobrenatural de Dios que aporta estabilidad y fortaleza emocional a la vida del creyente. Forman parte del fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22). Y así como Dios no está limitado y condicionado por las circunstancias de la vida (Dios es inmutable), así el gozo y la paz no dependen de las circunstancias (favorables o desfavorables).
Así como es la naturaleza de Dios, así es la paz y el gozo que Dios provee: estable, constante, firme, autónomo, alimentado de la propia existencia de Dios. Por eso el gozo y la paz perduran a pesar de las circunstancias. Eso es así porque Dios no se turba, no se deprime, no se estresa, no desfallece, no se llena de temor o ansiedad, no se angustia, no se desestabiliza, no se desanima; por lo tanto, siendo que el gozo y la paz son fruto del Espíritu Santo de Dios, éstos no se ven afectados por las circunstancias de la vida. Dios es predecible en esos aspectos, por lo que podemos confiar que, en medio de tribulaciones, vicisitudes, adversidades, preocupaciones y ansiedades, tendremos fortaleza, deleite calmo y contentamiento propios de Dios.
Escrituras
Acerca de este Plan
El Salmo 55, de David, expresa angustia por la traición de un amigo y también ansiedad - angustia por el acoso de los múltiples enemigos. ¿Cómo afrontar el dolor de la deslealtad? ¿Cómo afrontar el asedio de los enemigos? Este intenso lamento expresado en el Salmo 55 revela el tormento emocional que provoca la traición y la persecución de los enemigos. David quiere huir de la ciudad, pero decide echar su carga a Dios.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/