Los Milagros Y Nuestro TestimonioMuestra
Milagros para multitudes
Los seguidores de Cristo salían y predicaban por todas partes. El Señor estaba con ellos, confirmando su Palabra con señales milagrosas. Los discípulos eran mensajeros con pruebas. Eran predicadores con poder: llenos de Dios, llenos de fe, llenos del Espíritu Santo. Eran testigos de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
Algunos teólogos modernos sostienen que se puede creer en el Señor y salvarse, pero luego enseñan en contra de lo sobrenatural. Algunos incluso niegan que se puedan experimentar milagros hoy en día. Una cosa es decir: «Soy teólogo». Otra cosa es decir: «Soy testigo de Cristo».
Los líderes religiosos incrédulos, durante la época de la Iglesia primitiva, se sintieron frustrados e incluso enfurecidos al enterarse de que Pablo o Pedro habían llegado a su zona. Cuando llegaron, el clamor público fue que aquellos hombres habían puesto el mundo patas arriba (Hechos 17:6). No pretendía ser un cumplido.
Dondequiera que los mensajeros de la Iglesia primitiva declaraban el Evangelio, Cristo confirmaba su mensaje con señales y prodigios milagrosos. Ya fuera Pedro en Jerusalén (Hechos 5:14-16), Felipe en Samaria (Hechos 8:5-8) o Pablo en la isla pagana de Malta (Hechos 28:1-9), se producían los mismos resultados: Proclamaban el Evangelio, como Cristo había ordenado hacer a sus discípulos. Los milagros dieron prueba de lo que enseñaban, y multitudes creyeron y fueron añadidas a la Iglesia.
Cuando llegamos a cierta nación, algunos misioneros protestantes de Estados Unidos, ajenos al ministerio milagroso de Dios en el extranjero, iniciaron una campaña para influir en los pastores nacionales contra nosotros. Afirmaban: «Este hombre, Osborn, traerá división y confusión. Sería mejor que nunca hubiera venido». Fueron de pastor en pastor y de iglesia en iglesia, intentando impedir que nuestra gran campaña pública tuviera lugar. Influyeron en algunos para que se mantuvieran alejados de nuestras reuniones evangelísticas a causa de sus acusaciones. Sin embargo, la mayoría de las iglesias nacionales participaron con entusiasmo con nosotros, y sus iglesias rebosaron de cientos de nuevos conversos. Muchos milagros, señales y prodigios dieron prueba del Evangelio que predicábamos. Miles de personas aceptaron a Cristo como su Salvador.
Dios, examina mi corazón. Ayúdame no solo a creer en ti, sino a apoyar con entusiasmo a los demás en la proclamación de Cristo como nuestro Salvador y Sanador.
Escrituras
Acerca de este Plan
Dios quiere que su poder milagroso se manifieste continuamente en nuestras vidas. Jesús envió al Espíritu Santo para que pudiéramos llevar la Buena Noticia a los que nos rodean, confiando en que Dios confirmará el Evangelio con señales y milagros para atraer a los no creyentes hacia Él. Este plan devocional se basa en el libro del Dr. T. L. Osborn, Milagros: Pruebas del amor de Dios.
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Nos gustaría agradecer a Osborn Ministries International por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://osborn.org/