Viajando Por El AdvientoMuestra

Emanuel – Dios con nosotros

“Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel” (Isaías 7:14).

El Adviento es un tiempo de espera y reflexión, un momento para preparar nuestros corazones para recibir nuevamente a Jesús. Su nombre, Emanuel, que significa "Dios con nosotros", encierra el misterio de su nacimiento y propósito. Este nombre fue profetizado por Isaías, y los Evangelios confirman su cumplimiento: el Señor viene para habitar en nuestros corazones.

Para comprender este milagro, pensemos en los pastores la noche en que Jesús nació. Ellos trabajaban todos los días cuidando sus rebaños en las montañas rocosas de Judea, bajo cielos nocturnos despejados. De repente, su noche común se transformó en un espectáculo glorioso: ángeles proclamando un Evangelio de salvación. Con ansias de llegar a Belén, esos humildes pastores emprendieron un viaje hacia un pesebre. Allí encontraron no solo a un bebé recién nacido, sino a Emanuel: Dios encarnado en el rostro de un niño. En su pobreza, Dios vino a ellos y cambió sus vidas.

La promesa de "Dios con nosotros" no es una idea teológica lejana, sino una realidad cercana y accesible. Nos recuerda que Dios no está ausente ni distante del caos de nuestra vida diaria. Dios no rechazó nuestra humanidad; al contrario, la asumió, convirtiéndose en nuestro compañero en amor y gracia. Esto nos lleva a reflexionar sobre cómo percibimos la presencia de Dios en lo cotidiano. La doctrina de la Encarnación – Dios hecho humano en Jesús – nos invita a ver lo sagrado en la vida diaria y a actuar como hermanos y hermanas de Jesús en nuestras relaciones con los demás.

Al igual que los pastores y los seguidores de Cristo, nosotros también debemos estar atentos a la evidencia de la presencia de Dios, incluso en los momentos más inesperados y complicados. ¿Cómo podemos, quienes trabajamos y servimos en el ministerio, practicar la verdad de Emanuel? La Encarnación nos desafía a salir de los rituales estériles y escuchar a aquellos a quienes ministramos y servimos. Nos llama a cultivar comunidad, a mostrar empatía y a ofrecer esperanza. "Dios con nosotros" no es solo una promesa futura para nosotros mismos, sino un llamado a ser esa diferencia, mostrando el amor divino a nuestros prójimos.

Reflexiona: ¿cómo puedes vivir y ministrar como Dios? ¿Qué implica saber que Dios se encarnó para cómo te relacionas con los demás, cómo decides actuar y cómo sirves?

Oración: Padre Celestial, durante este tiempo de Adviento abre nuestros corazones a la santidad de Emanuel, "Dios con nosotros". Que podamos conocerte de maneras nuevas y transformadas, y ser instrumentos de tu amor y perdón para los demás. Haznos valientes para ser tu rostro en esta tierra, para anunciar tu reino con nuestras acciones y palabras. Amén.

Escrito por Matthew Earls (Estudiante del programa Doctorado en Ministerio, Wesley Seminary)