Camino a BelénMuestra
Fuera de María, José, los Sabios de Oriente y los pastores, ¿quién más crees, querido lector, que viajó aquella vez a Belén? Sí, Dios también viajó.
Entre quienes hicieron el viaje a Belén hace más de dos mil años, el que más importa es el viaje de Dios. Verás, El vientre de María fue el medio que Él usó para envolverse en nuestra piel, para limitarse a nuestra condición quebrantada y necesitada de su redención. Jesús, Dios hecho hombre, fue a Belén; nació en un establo; su cuna fue el comedero de los animales; sus pañales, trozos de tela tejida por manos humanas, y su colchón, paja de heno. Sí, Él también viajó, se incomodó, padeció, y lo hizo por amor.
Aunque su concepción fue única y milagrosa, en el momento de abrir sus ojos a este mundo no hubo nada único ni milagroso. Esto indica que su nacimiento fue como el de cualquier mujer que llega al momento de dar a luz.
Este es un buen tiempo para recordar, querido lector, que María era una mujer joven, soltera, de condición humilde, en un pueblo que no era el suyo y sin familia a su alrededor, excepto su futuro esposo. Dio a luz a su bebé en las más apremiantes condiciones humanas, lo cual es de admirar, respetar y valorar. No le hacemos ningún favor a Dios, a la fe, ni a tu sistema de principios cuando, por causa de la religión o el fanatismo, hablamos mal del medio que Dios usó para entrar a este mundo.
¿Qué tal tú?
Si observas con atención, dondequiera que se encuentre el lugar de gloria de Dios, Él decidió dejarlo para hacerse uno de nosotros. Sin duda, fue un largo viaje de su divinidad a nuestra humanidad. Pablo dice que en este viaje Él se fue despojando, se fue vaciando. En mi limitada imaginación, pienso en el Ser divino caminando, descendiendo, bajando, humillándose y, a la vez, despojándose de todo lo que se haya despojado, vaciado, con el único fin de ir en pos de nuestro encuentro, de nuestro corazón.
Por supuesto, sabemos que Belén no es el final del viaje ni el final de la historia. El viaje llevaría a este niño, una vez hecho hombre, a un lugar llamado Gólgota, donde sería ejecutado por causa de nuestras transgresiones y pecados. Y al resucitar de entre los muertos en victoria, cuarenta días después emprendió un nuevo viaje a la majestad en las alturas, donde en este preciso momento se encuentra sentado a la diestra de Dios Padre y reina en gloria y majestad.
Tal vez, querido lector, esta Navidad sea tu Belén: un lugar, un momento espiritual que Dios ha preparado para ti, para comenzar tu viaje al encuentro de Su corazón o, quizás, para renovarlo hacia todo lo que Dios desea emprender contigo en esta nueva etapa de tu vida.
¡Medita en esto!
Queridos amig@s, espero que estas reflexiones hayan sido de bendición para su vida como lo ha sido para la mía. El deseo de mi corazón y oración por ustedes es que el Señor les siga bendiciendo.
¡Hasta una próxima oportunidad!
Con amor en Cristo,
Pr. Juan Carlos Calle y equipo Conectar Global
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Acerca de este Plan
La Navidad es una época de alegría, celebración en familia, amor, pero sobre todo esperanza. Mientras nos preparamos para celebrar la venida de Jesús a nuestro mundo, emprenderemos un viaje a Belén y viviremos la historia de la Navidad para preparar nuestros corazones para recibirlo en nuestro corazón.
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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://conectar.conociendoadios.net/