Enfrentando La AutolesiónMuestra

Madurez emocional

Gran parte del problema de la autolesión es la falta de madurez emocional. No sabemos controlar lo que sentimos, y por consiguiente acudimos a las únicas técnicas que conocemos para lidiar con ello: cortarnos, quemarnos, insultarnos y herirnos.

¿Alguna vez has escuchado la frase “esa persona es de carácter fuerte” cuando alguien se irrita y molesta con facilidad?

Ese no es un carácter fuerte, sino débil. La persona que reacciona de acuerdo a lo que siente sin pensar en las consecuencias, es débil. No sabe controlar sus pensamientos ni emociones.

La buena noticia, es que es posible tener un equilibrio emocional. Se pueden recurrir a distintos métodos para lograrlo, pero el más efectivo siempre será con la ayuda del Señor.

“…Hasta que todos lleguemos a la unidad de fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Ef. 4:13).

El Señor quiere que lleguemos a la madurez, pero no a cualquier madurez, sino a aquella en la que nos parezcamos a Jesús. Esto solo se logra manteniendo una relación personal con Él, buscándole siempre, amándole, leyendo Su Palabra, orando. En el evangelio de Juan dice que la vida eterna es que le conozcamos a Él, y en el versículo de Efesios también nos habla sobre la importancia de conocerle más y más.

El Fruto del Espíritu del que habla Pablo en Gálatas 5 no son buenas obras que debemos hacer, es el fruto (el resultado) de tener al Espíritu en nosotros. De escucharle y obedecerle, de pedir perdón cuando fallamos, de vivir una vida dedicada a conocer a Cristo.

Ese equilibrio emocional que tanto necesitamos lo completa Él. A Su tiempo y a Su manera, pero tenemos la certeza de que nuestro buen Dios puede ayudarnos a lograrlo.