Enfrentando La AutolesiónMuestra

Un paso de fe.

Cuando me corté por primera vez tenía 14 años. Al principio fue solo por experimentar lo que una compañera de la escuela me había mostrado; pero después se convirtió en una adicción.

Llegué al punto donde cada vez que algo desagradable, triste o frustrante pasaba en mi vida, recurría a la autolesión.

Peor aún, llegué al punto donde sentía la necesidad de hacerlo cada día, aún sin algún motivo externo.

Cuando logré dejarlo, 5 años después, todavía no era cristiana; y cuando me convertí pensé que la autolesión solo se vivía cuando las personas no conocen a Cristo, pero me equivoqué.

A pesar de haberle entregado mi vida a Jesús, y ver cómo Él me sanaba de el trastorno bipolar tipo 2 y el TOC; la tentación de autolesionarme, de vez en cuando llegaba. Pero solo gracias a Él pude resistir para no hacerlo de nuevo.

Este devocional, no pretende aceptar la autolesión y verlo como algo imposible de dejar. No pretende que los cristianos digan “así soy y Dios me ama con mis luchas”.

El objetivo de este devocional es que comprendamos que siendo cristianos es posible tener este tipo de problemas. Y aunque Dios nos ama a pesar de luchar con eso, Él nos ama tanto que no quiere que nos quedemos en ese mismo lugar.

Es posible salir de ahí, y si amamos a Cristo y creemos en Él, cada día sin autolesión será una demostración de ello.

Un paso a la vez.

Un paso de fe.