Superando el MiedoMuestra

¡Miedo, vete!

¿Recuerdas la lista de miedos de ayer? Ahora vamos a repasar cada uno de esos miedos y arrepentirnos de ellos. El arrepentimiento simplemente significa volver al camino correcto. Es reconocer que te has desviado del camino correcto y ahora simplemente lo estás reconociendo y volviendo intencionalmente al camino correcto. No hay necesidad de autoflagelarte o hacerte sentir mal. ¡Solo toma la decisión de cambiar tus creencias, pensamientos y conductas de ahora en adelante! Mientras oras, nombra específicamente cada miedo, arrepiéntete de él y renuncia a él en tu vida. Pídele perdón a Dios y que te ayude a alejarte de ese miedo. Ore para que Él cambie sus pensamientos para alinearlos con la verdad establecida en las Escrituras acerca de quién es Él (bueno, amoroso, lo ve, lo conoce íntimamente, todopoderoso, etc.), quién eres tú (su hijo precioso, muy amado, provisto, capaz, poderoso, como su Padre celestial), y quién es Él para ti (siempre contigo, brindándote todo lo que necesitas, fuerte para salvarte, el dador de soluciones, el que abre caminos, el amante de tu alma).

Luego, dile a esos espíritus malignos del temor que se vayan. ¿Recuerdas la enseñanza de ayer sobre que el temor es un espíritu maligno? ¿Sabes lo que Jesús hizo con los espíritus malignos y nos comisionó con el poder y la autoridad para hacer lo mismo (Marcos 16:17-18)? ¡Él los echó fuera! Tú puedes hacer lo mismo. Yo lo hice. Después de arrepentirme, hablé directamente a esos espíritus, los enumeré y les dije que se fueran, en el nombre de Jesús. ¡Y se fueron! Con los ojos cerrados, los vi irse. Eran tantos. Después, experimenté la presencia profunda y pesada de la paz de Dios descansando sobre mí. Sabía que se habían ido, sabía que había cambiado y sabía que nunca los dejaría entrar de nuevo y que nunca volvería a ese lugar de sumisión a esos espíritus malignos. Mis ojos ahora se habían abierto a la realidad espiritual de quién era yo, qué era el temor y lo que había hecho en mi vida, ¡y decidí no volver nunca más! Verás, ahora sabía lo que realmente era el espíritu del temor y nunca lo dejaría volver a mi vida. Y yo nunca lo he hecho. Puedes experimentar la misma libertad y paz en tu vida cuando te arrepientes y les dices a estos espíritus que se vayan. Mantente alerta, porque intentarán regresar. Pero con la verdad que se encuentra en el resto de este estudio, puedes mantenerte firme contra cualquiera de sus intentos de controlar tu vida para siempre.

Respira profundamente y siente la libertad y la paz que han entrado en tu vida ahora que estos espíritus han salido. Debes saber que tu herencia en este mundo es caminar en libertad y ser como Jesús. 1 Juan 4:17 dice que, “En este mundo, somos como él”. Jesús sintió miedo, pero nunca se sometió a él. De hecho, el siguiente versículo, 1 Juan 4:18 dice: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor”. Dios es amor perfecto. Jesús es amor perfecto. Y esa es tu herencia también. En este mundo, eres como él, y no hay temor en él. Por lo tanto, no hay lugar para el temor en ti. ¡Créelo! ¡Así de bueno es Dios! ¡Él hizo posible esta forma de vida para ti!

Por último, recuerda que se trata de un trabajo continuo. En mi propia vida, puedo decirte que constantemente me enfrento a diferentes temores. El temor viene contra mí y yo lucho contra él. ¡Y requiere trabajo! Pero se vuelve cada vez más fácil y comenzarás a reconocerlo y a ser capaz de hacer los cambios necesarios cada vez más rápidamente cuando lo veas como lo que realmente es. De hecho, puedes llegar al punto en que puedas reírte de él cuando venga contra ti e incluso darte cuenta de que, a menudo, viene en un área en la que necesitas o estás a punto de experimentar un avance poderoso y una victoria. Y cuando reconozcas esto, ¡regocíjate! ¡Tu victoria te está llevando a nuevos niveles! Ese es el plan de Dios: que seamos victoriosos en TODAS las cosas (1 Corintios 15:57; Filipenses 4:13; Juan 16:33; Lucas 1:37) y que seamos cada vez más gloriosos (2 Corintios 3:18).

Entonces, ¿cómo manejamos constantemente el temor que nos sigue atacando? Como siempre, pidamos primero la ayuda de Dios, “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7). Luego, “llevad cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:5b). Agarra esos pensamientos basados en el temor, tíralos y reemplázalos con la verdad de Dios. Esto puede parecer falso, pero te prometo que funciona. ELIGE tus pensamientos. Elige alinear tus pensamientos con la verdad de Dios, sin importar cuán irreal parezca eso y cuán real parezca tu temor o tus circunstancias actuales. Te prometo que las palabras de Dios son más verdaderas que cualquier cosa en tu vida. A medida que elijas continuamente su verdad, esta se sentirá cada vez más real para ti a medida que gradualmente creas los pensamientos que estás eligiendo ahora. ¡Así es como renuevas tu mente! ¡Ejercita esa fe!

Por último, memoriza versículos que hablen del miedo, la libertad y tu identidad en Cristo para ayudarte en tu camino y recordarte que debes confiar en los momentos de debilidad. El devocional de mañana incluye una lista de algunos versículos poderosos que puedes usar para combatir el miedo. La Palabra de Dios es muy poderosa. Es viva y activa, como una espada de dos filos (Hebreos 4:12). ¡Usa esa espada!

Y por último, lo más importante: recuerda quién eres y de quién eres. ¡Nuestra victoria está asegurada! ¡De hecho, ya la hemos ganado!

Oración de hoy: Padre, gracias porque, por la fe, soy victorioso en ti. Gracias por tu Palabra que me muestra cómo puedo vencer el miedo. En este momento, aprovecho la oportunidad para arrepentirme de cualquier miedo que haya permitido que entre en mi corazón, mente y vida. Por favor, perdóname por dejar entrar el miedo y ayúdame a vivir mi vida en la libertad y abundancia que Jesús murió para proporcionarme. Te agradezco porque me has dado todo lo que necesito para la vida y la piedad. ¡Realmente eres un buen Padre! En el poderoso nombre de Jesús, ¡amén!