Superando el MiedoMuestra

Pasos prácticos para confiar

¡Qué hermosa promesa! Pero, ¿cómo llegamos allí? Estos son algunos de los pasos prácticos y cotidianos que utilizo para confiar en Dios y llegar a ese lugar:

●Escribe en un diario tus oraciones. Yo utilizo esta técnica con más frecuencia cuando me siento muy agobiado o emocionalmente afectado. Para mí, es la mejor manera de expresar esas emociones y luego entregárselas conscientemente a Dios. Si te sientes deprimido y te resulta difícil orar, comienza a escribir en un diario tus oraciones. Si al principio te encuentras quejándote, no hay problema, ¡ya que Él lo sabe todo de todos modos! ¡Pero asegúrate de no quedarte ahí! Dirige la oración hacia Él. Pídele ayuda para lidiar con las emociones negativas que estás experimentando. Pídele que te ayude a confiar en Él. ¡A Dios le encanta saber de ti y quiere ayudarte a ser más como Él!

●Siéntate con Dios y escúchalo. Esta oración se puede usar en conjunto con la anterior. Las palabras de Dios dan vida. ¡No hay nada como escucharlo por ti mismo! Cuando Él habla, todo cambia (¡lo sé por experiencia personal! Consulta mi libro Finding God In the Fire (Encontrando a Dios en el fuego ) en Amazon.com para obtener más información sobre este paso que cambia la vida de escuchar la voz de Dios). Siéntate en silencio con Él y hazle tus preguntas. Tal vez quieras saber qué tiene para ti hoy, qué está haciendo en ti y en tu situación, o cómo quiere que ores específicamente. Ahora escucha su respuesta. Puede que oigas a su Espíritu hablar a tu corazón. Puede que incluso te dé una visión. ¡Lo que recibas, escríbelo! No querrás perderte nada de lo que te dé. Si no tienes noticias suyas de inmediato, ¡mantente alerta! Dios es fiel y te ama muchísimo. Te responderá y habla de muchas maneras diferentes. Dios puede hablarte a través de la Biblia, otras personas, las circunstancias, la naturaleza, tus sueños por la noche y de innumerables otras maneras. Una cosa a tener en cuenta al escuchar la voz de Dios es que Él nunca contradice su carácter ni su Palabra encontrada en las Escrituras.

●Oren continuamente. Estamos en Cristo y él está en nosotros, y como tal, debería estar tan entretejido en la trama de nuestras vidas que seamos inseparables. Así que, a lo largo del día, acérquense a él y hablen con él. Tal vez tengan tiempo para hacerle una oración rápida, tal vez sea una oración de “¡Ayúdame, Jesús!”. Hablen con él cada vez que surja el miedo o surjan sentimientos de desilusión, frustración, desesperanza o estrés.

●Dale gracias, alábalo y adóralo. Da gracias a Dios por quién es, por lo que ha hecho por ti y por todas las bendiciones que te ha dado. La adoración es una de las herramientas más poderosas que tenemos como hijos de Dios para cambiar el ambiente. ¡Es un arma de nuestra guerra! Se nos dice que debemos estar “siempre gozosos, orar sin cesar y dar gracias en todo” (1 Tesalonicenses 5:16-17). Debes saber esto: ¡La adoración no es solo para el beneficio de Dios, sino también para el nuestro!

●¡Elige la VIDA! En Deuteronomio 30:15, Moisés les da a los israelitas una opción: “Puedes escoger entre la vida y el éxito, o la muerte y el desastre”. ¿Cómo elegimos la vida? La eliges al decidir a quién escuchas, a quién crees y obedeces. Y Proverbios 4:23 también arroja algo de luz sobre este principio: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida”.

Ten cuidado con lo que escuchas y a quién escuchas. Recuerda que muchas personas en este mundo caminan en la oscuridad. ¡Nosotros caminamos en la luz! Rodéate de personas que te ministren y hablen la verdad de Dios en tu vida, ya sea a través de la Biblia, relaciones personales, libros, podcasts, sermones, música o cualquier forma que pueda adoptar. Busca lo que Dios tiene que decir sobre sí mismo, sobre quién eres y sobre quién es él para ti. ¡Empápate de ello! ¡Te cambiará la vida!

Oración de hoy: Padre, gracias por tu fidelidad hacia mí. Gracias porque te encanta escucharme y hablarme. Gracias porque quieres ayudarme a vencer, porque quieres que te conozca cada vez más y porque quieres hacerme más como tú. Eres verdaderamente un buen Padre y te alabo por ello. En el poderoso nombre de Jesús, ¡amén!