Superando el MiedoMuestra

Descansar

¿Has leído el Salmo 91? ¿Todo?

Esos fueron los hechos de nuestra historia. Lo que no compartí con ustedes fueron las maneras en que aprendí a confiar en Dios y las maneras en que Él me habló durante ese intenso primer mes y los meses siguientes de espera. Tan pronto como me enteré del tumor, caí de bruces ante Dios. Literalmente estaba en el suelo todos los días, con lágrimas empapando mi alfombra. Sabía que no tenía a nadie más a quien recurrir que a Él para obtener respuestas, consuelo y ayuda. Verán, Dios quiere que lo busquemos y quiere que lo encontremos. Este es el paso más importante de todos. Él quiere que lo busquemos por sobre cualquier otra cosa (Mateo 6:33). Y mientras buscaba a Dios, Él se me reveló (Jeremías 29:13), poco a poco, y me dio estrategias para la victoria. Las dos cosas que Él me dijo que hiciera durante ese tiempo me ayudaron a confiar en Él y a superar esta prueba de vida o muerte.

Estas dos cosas son las piedras angulares de la confianza y son el DESCANSO y la ADORACIÓN. Vamos a explorar ambas. Primero, ¿cómo descansamos en Dios?

Para poder descansar en Dios, debemos saber quién es Dios. No podemos confiar en alguien a quien no conocemos. Las verdades que personalmente considero más fundamentales para confiar en Dios son que él es bueno y que está de nuestro lado. Dios habla de su bondad repetidamente a lo largo de las Escrituras. ¿Por qué? La bondad de Dios es absolutamente fundamental para que podamos confiar en él. No puedes confiar en una persona a quien no consideras buena. Al principio, en mi situación, cuando todo se vino abajo y todo parecía desesperado, fue muy difícil verlo como bueno y como alguien que hacía que las cosas funcionaran para mi bien (Romanos 8:28). Pero poco a poco, incluso durante ese primer mes de total incertidumbre, él me habló, estuvo a mi lado y, contra todo pronóstico, poco a poco comenzó a convencerme de que, incluso en circunstancias terribles, él era bueno.

Incluso cuando las circunstancias te arremolinan y te confunden, Él es el que permanece firme, siempre el mismo (Hebreos 13:8). En un momento de nuestra lucha contra el cáncer cerebral, yo estaba pasando por un momento difícil con un nuevo desarrollo difícil, y Dios me habló a través de un instructor de ejercicios. ¡Dios se comunica con nosotros de muchas maneras!

La clase había terminado un entrenamiento y, mientras nos estirábamos, estábamos de pie sobre una pierna. El instructor dijo: “Si tienes problemas para mantenerte de pie, simplemente busca un punto que no se mueva y fija tu mirada en él”. ¡Guau! Probablemente había escuchado esa frase docenas de veces en mi vida mientras me estiraba o me balanceaba, pero inmediatamente resonó en mi espíritu ese día.

Si tienes problemas para confiar y todo tu mundo parece haber cambiado, fija tu mirada en la única persona que no cambia: Jesús.

En Mateo 14:29-30, Pedro caminó sobre el agua cuando tenía sus ojos puestos en Jesús y comenzó a hundirse cuando quitó su atención de Él, concentrándose en cambio en el viento y las olas. Fija tus ojos en Jesús. Si esto todavía es difícil, como siempre y con todo, pídele a Dios que te muestre que él es bueno. Luego confía en que lo hará y estate atento a su respuesta. Él vendrá. Siempre lo hace. Jesús dice en Mateo 7:7-8: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. Él es un buen Padre, y le encanta cuando le pedimos sabiduría (Santiago 1:5-7). Él es tan fiel. ¡Quiere que lo conozcas! Y su bondad y sus buenas intenciones hacia nosotros son una parte fundamental de quién es él. Nuestra comprensión de él es fundamental para nuestra confianza.

Oración de hoy: Padre Celestial, gracias por ser quien eres. Gracias por darme tu Palabra que habla de ti y de tu confiabilidad. Ayúdame a llegar a una mayor revelación de quién eres y, específicamente, de quién eres para mí en mis circunstancias. Gracias porque eres un Dios personal que ama hablarme individualmente. Ayúdame a descansar en ti hoy y a seguir adelante como un estilo de vida. En el nombre de Jesús, ¡amén!