PERLAS DIARIAS DE GRACIA - Semana 7Muestra

DÍA - Descansa y restaura

Génesis 1:26 - 2:2

Mateo 11:25-30

Hebreos 3:7 - 4:12

«¡Sólo necesito unas vacaciones!» ¿Cuántas veces has pensado eso? El ciudadano medio del mundo pasa 90,000 horas trabajando: los de Cambodia mucho más, los de Alemania mucho menos.

Dondequiera que estés, las palabras de Jesús: «Vengan a mí... yo les daré descanso» (Mateo 11:28), son como un rayo de luz en la oscura agitación de nuestras mentes. ¿Un yugo suave? ¿Una carga liviana? ¿Descanso para mi alma? Sí, por favor.

Soñamos con escapar, con alejarnos de todo. Pero el descanso prometido es tan efímero que, en cuanto volvemos, el cansancio no tarda en apoderarse de nosotros. Algo no va bien. Resulta que escaparse en vacaciones no es descansar en absoluto.

Hay una pista en la palabra «día festivo». La Biblia tiene mucho que decir sobre tomar un «día santo», un sábado. Génesis 1 culmina con Dios haciendo a la humanidad a Su imagen antes de descansar. Eso no significa que colgara una hamaca entre dos palmeras en una hermosa playa para escapar de todo. Estaba en reposo, sabiendo que Su obra estaba completa. Todo era como debía ser.

Entonces apartó el séptimo día y lo hizo sagrado. No era tanto un «día libre» para Adán como su primer «día de trabajo», un día para experimentar la bondad y la provisión de Dios. Sólo entonces podría ser fructífero.

Pero hay un segundo aspecto del descanso que a menudo pasamos por alto. Jesús habló de él: un «yugo» suave, una «carga» liviana. El descanso no es la ausencia de toda actividad; sigue habiendo trabajo.

Hebreos 3-4 nos da una imagen más completa, diciéndonos que «nos esforcemos» por entrar en ese reposo de Dios. Puede sonar como un oxímoron, pero este es el descanso como su tierra prometida, un lugar de nuestra obediencia caminando en Su llamado y Su provisión. Todavía habrá batallas que pelear y gigantes que matar, pero es un lugar de liberación de luchar por lo que Dios ya ha hecho.

Entramos en el reposo de Dios cuando confiamos en él para todo lo que ha prometido.

Necesitamos ambos aspectos para abrazar plenamente el descanso. Necesitamos abrazar el día santo, experimentando la bondad y la provisión de Dios. También necesitamos aceptar el yugo suave y la carga liviana de Jesús. Podemos confiar plenamente en él mientras llevamos a cabo Su llamado en nuestras vidas.

Pausa para reflexionar:

¿Has buscado el escapismo como falso descanso? ¿Necesitas dedicar un día al descanso sabático? ¿Cuál es la tierra prometida a la que Dios te ha llamado a entrar, el centro de Su voluntad para ti? Allí encontrarás su reposo o descanso.

Oremos:

Padre Celestial, perdóname por esforzarme en escapar en lugar de entrar en tu descanso. Por favor guíame al lugar de mi tierra prometida donde puedo encontrar reposo o descanso genuinamente.