PERLAS DIARIAS DE GRACIA - Semana 7Muestra

DÍA 3 - Parar para reiniciar

Juan 3:1-31

Salmo 90:1-17

Isaías 30:12-21

¿Cómo permanecer en la «vid verdadera» que descubrimos ayer cuando hay tan poco tiempo? «Estoy tan ocupado» es la banda sonora de nuestras vidas. La familia, el ministerio y el trabajo penden precariamente de un hilo mientras buscamos la siguiente técnica de gestión del tiempo que nos permita atiborrar aún más nuestros días. Ya sea dando vueltas a un millar de platos o afanándonos en una tarea ingrata, el tiempo y la oportunidad de permanecer en la «vid verdadera» nos parecen esquivos.

En 2004, el control de tráfico aéreo de Los Ángeles perdió repentinamente el contacto con unos 800 vuelos e hizo aterrizar frenéticamente a otros 1000. ¿Qué había fallado? La investigación descubrió que al ordenador responsable se le había acabado el tiempo: su reloj interno debía reiniciarse cada 49 días para mantener el sistema en funcionamiento.

Alguien había olvidado la solución más sencilla: apagarlo y volverlo a encender. Reinicia el sistema.

Dios sabe que a nosotros también nos viene bien un reinicio.

Moisés también sabía un par de cosas sobre esto. Cortesano, asesino, fugitivo, libertador, abogado, vagabundo: lo había visto todo. En el desierto escribió el Salmo 90.

Lleno de conciencia de la fragilidad humana comparada con la asombrosa justicia de Dios, clama: «Enséñanos a contar nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría».

Esa es la respuesta de Dios al ajetreo, la técnica definitiva de gestión del tiempo. Su invitación es: «Detente un momento y vuelve a empezar. Cuenta bien tus días y adquiere un corazón sabio».

Pero es muy difícil hacerlo. Seguimos con el plan original, incluso cuando se vuelve inmanejable. Añadimos aún más cosas que hacer, cosas que incluso valen la pena, en lugar de descubrir que es en el arrepentimiento y la calma donde encontraremos nuestra salvación, en la serenidad y la confianza está nuestra fuerza (Isaías 30:15-16).

Esta calma en la presencia de Dios es un paso clave hacia fructificar. En lugar de seguir adelante en nuestras propias fuerzas, la calma demuestra una confianza tangible en la participación de nuestro Padre celestial.

Pausa para reflexionar:

Jesús nos mostró una forma mejor de gestionar nuestro tiempo: tirar de los remos, izar la vela y dejar que el Espíritu «sople» en nuestras vidas. Sus palabras desconcertaron a Nicodemo y deleitaron a Juan (Juan 3). ¿Qué necesitas reajustar en tu vida ahora mismo para tener tiempo de «permanecer» y oírle decir: «…Este es el camino; síguelo» (Isaías 30:21)?

Oremos:

Padre, elijo estar quieto en este momento y saber que tú eres Dios. Revélame lo que necesito reajustar en mi vida. Muéstrame cómo contar mis días correctamente para que pueda permanecer plenamente en ti. Amén.