Las consecuencias de la iraMuestra

Cómo le afecta nuestra ira a Dios

¿Puede la ira de una persona afectar a Dios? Sin duda alguna.

A lo largo de los años, me ha sorprendido cada vez más el ver la cantidad de personas que creen que Dios no tiene emociones y que el comportamiento de ellas no provoca una reacción emocional en Él. La verdad es que lo que decimos y hacemos hace que Dios se regocije o se entristezca. Y la ira negativa no le agrada a nuestro Padre celestial. Por eso la Biblia nos advierte: "No contristéis al Espíritu Santo de Dios" (Efesios 4.30).

La ira obstaculiza el trabajo que Él nos ha llamado a hacer. Es un obstáculo para experimentar el amor, la fe, la esperanza, el gozo y la paz de Dios en nuestras vidas. El testimonio de una persona que siempre está enojada pero identifica a Jesucristo como su Salvador tiende a caer en oídos sordos. Cualquier mensaje sobre la bondad del Padre tiende a ser visto con suspicacia. Y nuestra ira puede obstaculizar la obra que Dios desea hacer en la vida de otra persona.

Por último, la ira obstaculizará las bendiciones de Dios en nuestras vidas. El pecado nos separa del Padre y nos impide recibir lo mejor de Él. La ira puede trastornarnos hasta el punto de no percibir las bendiciones de Dios y, como consecuencia, no las recibimos.

Como puede ver en las lecturas devocionales de este plan, la ira no es algo para tomar a la ligera. Tome la ira en serio.

Resista cualquier intento de desestimar o trivializar el impacto de la ira. Los efectos de la ira pueden ser devastadores en términos de dolor y sufrimiento físico, emocional y espiritual.

La salud, la felicidad, la prosperidad y el propósito se ven afectados de manera negativa por la ira. Recuerde siempre que si desea un futuro mejor, debe aprender a manejar la ira, de una vez por todas.

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