Cultura empresarial.Muestra

“Prestaré atención al camino de integridad. ¿Cuándo vendrás, Señor, a mí? En la integridad de mi corazón andaré dentro de mi casa. No pondré cosa indigna delante de mis ojos; Aborrezco la obra de los que se desvían; No se aferrará a mí. El corazón perverso se alejará de mí; No conoceré maldad" (Salmo 101:2-4).

Cuando David habla del código de conducta en su casa, empieza por él mismo. Se da cuenta de que el líder determina el ambiente y la cultura en el palacio. Es un ejemplo para sus hombres cuando no mata a Saúl, que le persigue para asesinarle, aunque tiene la oportunidad (1 Sam. 24). Con este comportamiento guía a sus hombres y les pide mantener la calma.

Como líderes, debemos dar ejemplo en cuanto a la cultura que deseamos para nuestras empresas. El comportamiento del director general es crucial en este sentido. Para cualquier miembro del personal, una buena relación con el jefe es esencial.

Un miembro del personal invierte en esta relación de forma emocional y sigue al jefe en el despliegue de la conducta deseada para recibir aprecio.

En este sentido, John deseaba una mayor calidad de servicio en su empresa. Más atención a los detalles y más atención a la persona que hay detrás del cliente. Sin embargo, como líder, John estaba orientado a las tareas, centrado en las cifras y los resultados, y era un jefe "autoritario".

John no logró el cambio de cultura deseado. Pidió consejo a un buen amigo y colega que tenía una hermosa empresa orientada al servicio. Se unió a una de las reuniones de personal de John y enseguida supo por qué este no había sido capaz de realizar un cambio en la cultura de su empresa.

Le dijo: "John, si no cambias tú, tu empresa tampoco lo hará. En las reuniones de personal solo hablas de los índices financieros y no te involucras intrínsecamente con el bienestar de tu gente. No te interesan los detalles, únicamente los resultados. ¿Cómo puedes esperar entonces que tu gente se interese por los detalles y se involucre intrínsecamente? Otro ejemplo, si ves trozos de papel o basura tirados en el suelo, simplemente pasas de largo, te irritas y pides a otra persona que los limpie. De esta forma comunicas que “la limpieza es para los empleados menos pagados, no hace falta que lo hagamos nosotros”. Como consecuencia, nadie limpia lo que ensucia, porque nadie quiere que se le asocie con los menos pagados. Tú mismo eres el problema, y tú eres la clave hacia un cambio para la cultura deseada".

Pregunta del día:

¿Qué cultura creas con tu propio comportamiento?