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Legado de éxito

Convertirse en padre cambia tu perspectiva sobre lo que realmente importa. Antes de la paternidad, probablemente nunca consideraste que tus logros serían la herencia de tus hijos y, muy posiblemente, también de tus nietos.

Estos logros se convierten en su legado. Un legado no consiste solo en posesiones materiales; abarca los valores, enseñanzas e ideales que se transmiten de generación en generación.

En la Biblia, vemos que el legado que los padres impartieron a sus hijos tuvo un profundo impacto en su futuro. Abarcaba la tierra que poseían, los animales que poseían y su linaje, especialmente en el caso de los reyes.

En estos versículos, el rey David, al final de su vida, impartió consejos invaluables a su hijo, Salomón, compartió ideas cruciales que darían forma a su vida. Estas interacciones tienen varias capas: de padre a hijo, de rey a príncipe, de gobernante a heredero y de discípulo a discípulo.

David es descrito como un hombre conforme al corazón de Dios (1 Samuel 13:14, Hechos 13:22). Salomón es célebre por su sabiduría (1 Reyes 5:7, 2 Crónicas 9:1-8). Los versículos que leemos en el plan de hoy se encuentran en la encrucijada entre el legado de un hombre y el de otro.

Descuidadamente, podríamos interpretar el consejo de David como una instrucción sobre cómo amasar riquezas materiales, circunstancias seguras y una vida de comodidad. Tales definiciones se alinean con la percepción mundial del éxito.

Sin embargo, David había descubierto algo mucho más precioso que las riquezas mucho antes de ascender al trono. Como pastor, en la soledad de los prados, se encontró con Dios. Al ver su corazón, el Señor le concedió el favor a David, convirtiéndolo finalmente en el renombrado rey de Israel. Dios prometió a David y a sus descendientes el reino de Israel debido a su sencillez y amor por Dios.

Entendemos que Salomón comprendió la verdadera riqueza que su padre le estaba legando. Cuando Dios le concedió a Salomón el proverbial «un deseo para cualquier cosa que quieras», Salomón eligió la sabiduría por encima de las riquezas o el poder. Pidió sabiduría, una perspectiva piadosa para gobernar de acuerdo con Dios, tal como lo había hecho su padre.

Señor, permíteme entender, como lo hicieron David y Salomón, la esencia del verdadero éxito: una vida de fe y obediencia que conduzca al descubrimiento de tu propósito para cada uno de nosotros. Quiero seguir su ejemplo y experimentar un éxito genuino también. Protégeme de mis propios deseos y ayúdame a priorizar la búsqueda de tu reino por encima de todo.