Antes Que Pasen Los Años Y Se Vayan De CasaMuestra
4. Que tu lealtad sea con Dios, no con tus hijos
Hubo una ocasión cuando apenas tenía 10 años que estaba a un paso de apostatar de mi incipiente fe. Habíamos vivido tantas cosas difíciles en, lo que para esos años ya era una familia disfuncional, que a tan corta edad me preguntaba el propósito de la vida, si valía la pena ser cristiano y dedicar la vida a seguir a Dios, me sentía enojada con la vida y endurecida en mi corazón. Por pecados cometidos por mi papá, ellos se habían divorciado y tuvimos que salir de la iglesia donde mi papá era pastor. Mi mamá nos dijo que debíamos orar y buscar una iglesia donde congregarnos, yo no estaba convencida del plan de seguir siendo cristianos, pero gracias a Dios, no vivíamos en democracia dentro de nuestro hogar.
Mi mamá estaba orando siempre; cada vez que comenzaba a orar no me alcanzaban las órbitas de los ojos para enrollarlos lo suficiente para expresar mi descontento y apatía. Gracias a Dios la lealtad de mi mamá era con su Dios, y no con nosotros sus hijos. Su oración estaba llena de una incomprensible paz y agradecimiento a Dios, y era visible que quería llevarnos a experimentar lo mismo en nuestras vidas. Oraba por la mañana, antes de la comida, mientras manejaba; nos llevaba a comer a algún restaurante y luego a un parque a orar. Orábamos por nuestra situación, por mi papá, por provisión y nos ponía a orar por las necesidades de otros. Ella no lo dimensionó, pero sembró para la eternidad. En algún momento mi propio encuentro con el Evangelio, y la constante oración y exhortación de mi mamá fue usada por Dios y si unos años atrás no quería saber nada de él, ni de los cristianos, ni de la iglesia; a los 12 años me inundó un profundo anhelo por seguirle y conocerlo, por servirle y porque otros le conocieran, hasta este día.
Contrario a lo que se nos enseña hoy en día, amamos a nuestros hijos cuando mostramos lealtad a Dios, a sus órdenes y mandamientos, antes que a las órdenes de ellos. Si aún no has tenido una situación con tus hijos donde hayas sentido un conflicto de lealtades déjame decirte que en algún momento lo tendrás, no es una amenaza, te estoy poniendo en alerta.
La razón es porque el corazón humano es el mismo ayer y hoy, sus deseos se oponen a las instrucciones de Dios. Bastará con interrumpir el tiempo de juego de tus hijos para decirles que se alisten para ir a la iglesia para ver cómo el corazón de esa criatura de apenas un poco más de un metro de altura se rebele, grite, zapateé y reclame porque no quiere dejar de jugar para ir a la iglesia.
¿Cómo luce la lealtad a los hijos más que a Dios?
- Cuando no llevas a tus hijos a la iglesia, porque el niño/a dijo que no quiere, que se aburre.
- Cuando tú no vas a la iglesia por que tu hijo/a te pidió que te quedarás con él (por supuesto, esto no aplica cuando están enfermos).
- Cuando no les enseñas a respetarte, ni les demandas obediencia (el cual es el quinto mandamiento).
- Cuando no pones límites a tus hijos, como por ejemplo al escuchar música con letras que son blasfemas a Dios y denigran al prójimo.
- Cuando sabes que tu hijo/a está deshonrando al Señor y decides no decirle nada para llevar la fiesta en paz.
¿Alguna vez te has sentido en uno de estos u otro ejemplo de conflicto de lealtades? Créeme no eres la única, ni es una lucha moderna solo de nuestros días. ¿Te recuerda del Sacerdote Elí y sus hijos que leímos en el Día 3? Mira cómo continuó esta historia 1 Samuel 2:22-24:
"Ahora bien, Eli estaba muy anciano y se enteraba de todo lo que sus hijos hacían con el pueblo y de cómo se acostaban con las mujeres que estaban en la entrada de la Tienda de reunión. Les dijo: —¿Por qué hacen ustedes cosas como estas? ¡He recibido de todo el pueblo informes muy malos acerca de ustedes! No, hijos míos, no es buena la noticia que me llega, pues ustedes hacen que el pueblo de Jehová peque”.
Samuel no estorbó a sus hijos, llegaron a una edad adulta y hacían descaradamente lo que querían, aun cuando esto fuera abiertamente en contra de la ley de Dios. Mira lo que le dice Dios a Elí acerca de esto en 1 Samuel 2:27-29:
27 Y vino un varón de Dios a Elí, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿No me manifesté yo claramente a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto en casa de Faraón? 28 Y yo le escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y quemase incienso, y llevase efod delante de mí; y di a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel. 29 ¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, ¿engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?
¡Qué fuerte! ¿Te imaginas que al darle cuentas a Dios de nuestros hijos en vez de oír de nuestro Señor las dulces palabras de “Buena sierva fiel, entra en el gozo de tu Señor”, nos pregunte: “¿Por qué honraste a tus hijos más que a mí?”.
En una ocasión que me invitaron a enseñar este tema en un grupo de mamás, una de ellas preguntaba: ¿Entonces, cómo luce en la práctica ser leales a Dios antes que a nuestros hijos? Déjame darte un ejemplo sencillo:
Un día una madre le dijo a su hijo que dejara de jugar, se bañara y se vistiera para irse a la iglesia. El niño respondió con gritos y pataletas que no quería ir y que prefería quedarse jugando porque la iglesia le aburría. La madre entró en su habitación, se agachó a la altura de su hijo, buscó su mirada y con voz tranquila, firme y llena de amor, le dijo que no era una pregunta, sino una instrucción y que al regresar de la iglesia podría seguir jugando si así lo quería. Se puso en pie, encendió la regadera y le dijo que se iban en diez minutos.
Muy probablemente tu hijo se tranquilice o se quede haciendo berrinche; es una moneda al aire, de cualquier manera, lo importante es que él vea que mamá está firme en la instrucción y que en amor está esperando obediencia de él.
Antes de terminar este día, medita en tu corazón en qué áreas de tu vida has cedido la lealtad que pertenece al Señor, a tus hijos. Pídele a Dios que te lo muestre y sobre todo que te dé la valentía para hacer las cosas como deben ser. En la crianza de nuestros hijos no hay fórmulas, sólo podemos clamar a nuestro Señor por sabiduría y por ser fieles a él.
Deja que tu lealtad sea con Dios, y que tus hijos sean testigos de ello. Dios obrará en tus hijos en medio de tu lealtad a Él.
Escrituras
Acerca de este Plan
Este devocional está dirigido para dar ánimo en la tarea de instruir a los hijos tanto de la mamá que lleva esta misión en equipo con su esposo, como para la que está sola o que no tiene el apoyo de su cónyuge. Se centra en cinco aspectos qué hacer por nuestros hijos antes que pasen los años y se vayan de casa.
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Nos gustaría agradecer a Dios no está callado por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.noestacallado.com