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¿Qué Hago Con La Confusión?

DÍA 4 DE 5

Confiar en el Señor siempre es un plan preventivo.

No solo necesitamos sabiduría, sino también confiar en que el Señor es fiel, lo cual significa que hemos orado a Dios con fe y tal cual como leímos en Salmos 32: nuestro propio entendimiento no obra para bien cuando nuestros pensamientos están cruzados y nos encontramos afanadas.

La confusión también viene de comparar lo que escuchamos con lo que sabemos. Es ahí donde las falsas enseñanzas aprovechan nuestras dudas para escabullirse como una verdad y dejarnos débiles espiritualmente. El proverbio continúa diciéndonos que debemos reconocer a Dios en todos nuestros caminos y Él enderezará nuestras veredas (v.6). Sean cual sean los resultados que vendrán en medio de la confusión, reconocemos que es su voluntad y que todo lo que permite es para enderezar el camino por donde íbamos.

La confianza en Dios se cultiva cada día como un plan preventivo a los días oscuros y de confusión que se avecinan. Esta confianza diaria se vuelve una convicción a tal grado que su verdad se convierte en un hábito en nuestras vidas. Así que, si usualmente nos cuesta tomar decisiones porque hay confusión en nuestros pensamientos y deseos, intentemos pasar más tiempo en los salmos que avivan la confianza en el Señor: Salmos 71, 23, 121, 56, 28, 128.

Mientras más llenas estemos de la Palabra, el Espíritu Santo tomará de ella para recordarnos y enseñarnos lo que debemos hacer. La práctica hace al maestro, dicen; pues bien, el hábito de saciarnos en la Palabra nos ayudará a confiar más en el Señor para estar preparadas contra todos los dardos del enemigo, pero también para la guerra de deseos que suceden en nuestro corazón para no obedecer la voluntad de Dios. Pues bien, ya vimos que la confusión radica en lo que Pablo dice: «Pues no hago el bien que deseo, sino el mal que no quiero, eso practico» (Ro 7:19). Pero, gracias al Señor Jesucristo porque por medio de Él no solo no recibimos condenación, sino que el Espíritu Santo nos guía a la verdad.

  • Aprende: ¿Qué significa fiarse del Señor?
  • Vive: ¿En qué ocasiones te cuesta confiar en el Señor? ¿Por qué te cuesta hacerlo? Escoge uno de los salmos arriba mencionados y resúmelo con tus palabras, escríbelo y óralo.
  • Lidera: ¿Cómo puedes alentar a una hermana que se encuentra en confusión? Lee con ella el Salmo 143, oren juntas y platiquen sobre lo aprendido.

Oración

Amado Padre, gracias porque nunca nos dejas ni abandonas. Perdónanos porque en los días difíciles en los que nos encontramos confundidas por lo que debemos hacer, muchas veces escogemos nuestra sabiduría y no la tuya. Gracias por tu Palabra que nos guía y el Espíritu Santo que trae convicción a nuestro corazón. Ayúdanos a vivir conforme a tu Palabra. En Cristo. Amén.

Escrituras

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