Lectura Con El Pueblo De Dios - 4Muestra

Vigilancia Divina

"Él también vela por mí de tal manera que no se me caiga un cabello de la cabeza sin la voluntad de mi Padre que está en los cielos..."

El cuidado de Dios por nosotros es íntimo y completo. Él conoce cada detalle de nuestras vidas, hasta el número de cabellos de nuestras cabezas. Este nivel de preocupación demuestra Su profundo amor y participación personal en nuestras vidas.

Jesús tranquilizó a sus discípulos de esta verdad, diciendo: "¿No se venden dos gorriones por un denario? Y ninguno de ellos caerá a tierra sin vuestro Padre. Pero hasta los cabellos de tu cabeza están todos contados. No temáis, pues; tú vales más que muchos gorriones" (Mateo 10:29-31).

Esta certeza debería brindarnos un inmenso consuelo. No se nos deja navegar por la vida por nuestra cuenta; nuestro Padre celestial está velando activamente por nosotros. Él es consciente de cada desafío, cada tristeza y cada alegría que experimentamos.

Reflexiona sobre las formas en que Dios ha mostrado Su cuidado en tu vida. ¿De qué manera Él te ha provisto, protegido o guiado? Dedique tiempo a agradecerle por Su presencia vigilante y confíe en que Él tiene el control de cada detalle de su vida.

La oración de iluminación de hoy:

Padre Celestial, gracias por Tu divina vigilancia sobre cada aspecto de mi vida. Ayúdame a confiar en Tu íntimo cuidado y soberanía. Abre mis ojos para ver Tu guía y provisión, y lléname de gratitud por Tu presencia constante. En el nombre de Jesús. Amén.

Reto de memorización del mes:

Catecismo de Heidelberg Preguntas y respuestas 1

Pregunta 1 ¿Cuál es tu único consuelo en la vida y en la muerte?

R1. Que no soy mío, sino que pertenezco, en cuerpo y alma, en la vida y en la muerte, a mi fiel Salvador, Jesucristo.

Él ha pagado completamente por todos mis pecados con su preciosa sangre, y me ha liberado de la tiranía del diablo. Él también vela por mí de tal manera que ni un cabello puede caer de mi cabeza sin la voluntad de mi Padre que está en los cielos; De hecho, todas las cosas deben cooperar para Mi salvación.

Porque le pertenezco, Cristo, por su Espíritu Santo, me asegura la vida eterna y me hace estar totalmente dispuesto y listo desde ahora para vivir para él.