Señor, ¡Ayúdame Con La Frustración!Muestra

Una vida en frustración continua, será una vida sin gozo. Una vida agradecida será una vida de contentamiento.

Seguramente has escuchado sobre la vida de Job: un hombre cuya vida es ejemplo de justicia y sufrimiento. Dios lo llevó a una prueba tan grande que cada día era una constante frustración para Job. Si él había hecho todo bien, confundido, preocupado y dolido, clamaba a Dios por una respuesta: ¡No es justo, Dios!

¡Por supuesto que Job tenía razón de responder así! Es un ser humano. Sin embargo, cuando Dios le responde, no le dice: «No debes frustrarte, Job», y esta es la misma reacción que nosotras tenemos: creemos que es injusto lo que ha sucedido, aun si nosotras somos responsables de lo sucedido. ¿Y sabes cuál es el problema? La centralidad en la que nos colocamos.

No me dejarás mentir que muchas veces Dios permite periodos de pruebas constantes que parecen no terminar nunca. Es aquí donde somos probadas, no como un test, sino como una oportunidad para morir a nosotras mismas y confiar en Él. Es una prueba para examinar nuestro corazón y poner en práctica lo que sabemos de Dios. Más bien, se trata de examinar con una lupa nuestro corazón y nuestra mente para preguntarnos: ¿De qué están llenos? No se trata de ganarla, pues Cristo ya la ganó por nosotras.

Dios no le explicó a Job el porqué de su sufrimiento, en cambio, le dio la revelación que su corazón necesitaba: No te había visto, Dios, ¡ahora sí!, ahora puedo verte. No tenía ni idea de lo torpe que era con mis palabras. En medio de la frustración que quiere enraizarse en nuestros corazones para vivir en amargura, culpa, justificación, orgullo y enojo, busca correr a nuestro Padre sabio y bueno, entreguémosle nuestras cargas y reconozcamos que sus caminos son mejores que los nuestros.

• Aprende: ¿Qué hace la frustración en ti?
• Vive: Lee Salmos 115:3, ¿qué causa en ti esta afirmación del carácter de Dios? Puedes responderle como lo hizo Job (Job 1:21; 2:10). Examina cómo las disposiciones de Dios en tu corazón se entrelazan con tu proceso de santificación.
• Lidera: Antes de apresurarte a juzgar las actitudes de otra hermana, ¿de qué manera puedes alentarla con estas verdades?

Oración

Padre amado, te damos gracias por los “no” que has permitido en nuestra vida. Gracias porque entendemos que el valor de conocerte es mucho mejor que lo que obtenemos de esta vida. Gracias por enseñarnos que aun haciendo todo con excelencia puede no salir bien; más bien, recuérdanos que desde el inicio lo hacemos para tu gloria y por esa razón, el resultado siempre será de bien para nuestra alma. En Cristo. Amén.