Una vida apasionanteMuestra

La hoja de higuera es una farsa

Entonces, todos tenemos una pregunta, ¿y qué hacemos con ella? Tratamos de ocultarla. Evitarla. Como Adán, fuimos hechos a la imagen de Dios. Luego, como Adán, fuimos a buscar respuestas fuera de Dios. Y, como Adán, hemos pecado contra Dios terriblemente. Por último, como Adán, se nos ha ocurrido una forma para ocultar nuestra pregunta con lo que Eldredge llama la hoja de higuera. La falsa. La impostora. Llámalo como quieras, pero tratamos de escondernos de la respuesta a nuestra pregunta.

Tal vez has fingido ser el divertido, el buen hombre, el fuerte, el adinerado, el hombre de familia, el líder, o mejor aún, el donjuán. Pero un día te diste cuenta que la fachada no era suficiente. El otro tipo era más inteligente, más fuerte, más todo. Como yo, tienes tres opciones. Uno: Evita situaciones en las que la otra persona pueda superarte, «Si no puedo ganar, no juego». Dos: dobla la apuesta, esfuérzate más, y a darle con todo con tu hoja de higuera. O tres: deshazte de la hoja de higuera, deja de esconderte, y arriésgate a buscar y confiar en la respuesta de Dios a tu pregunta. La primera opción asume que no hay respuesta. La segunda asume que tú eres la respuesta. La tercera asume que Dios tiene la respuesta.

¿Cómo nos dejamos de esconder y nos deshacemos de la falsa hoja de higuera para siempre? Admite que tienes una pregunta, defínela, deja de llevar tu pregunta a los lugares equivocados, y empieza a confiar las respuestas en Dios Padre. En otras palabras, sé un hijo.

Mira el video de hoy. Escribe cómo haces para fingirlo y lleva tu pregunta a Dios en oración.