Amor VerdaderoMuestra

El amor de Dios es para siempre

Indudablemente el amor que Dios nos ha revelado y sigue revelándonos; es eterno, no tiene fin. Todo lo demás podría acabarse pero el amor de Dios permanece para siempre.

No hay nada que pueda sobreponerse al amor de Dios; Él ha determinado amarnos a pesar de la condición en la que estábamos antes de ser abrazados por su amor. Desde entonces, sigue cimentándonos en su amor a través de la revelación de Jesús; del amor que no solo nos demostró por medio de la entrega en sacrificio de su Hijo, sino también a través de la mansedumbre y obediencia que ejerció su Hijo, hacia Él.

El amor de Dios es para siempre, demostrado y revelado a través del sacrificio de Jesús. Él entregó a su Hijo como sacrificio por nuestra desobediencia; y al mismo tiempo Jesús, entregó su vida en obediencia, rindiéndose en sacrificio para demostrar su amor por el Padre. Lo sobrenatural es que nosotros estuvimos inmersos en la demostración de ese divino amor; Dios nos amó tanto que entregó a su Hijo para que no nos perdiéramos y recibiéramos la vida eterna, y Jesús nos demostró su amor, cuando sin merecerlo, pagó el precio que nosotros debíamos pagar y que nunca hubiéramos podido pagar.

Es imposible hablar del amor verdadero sin tener en cuenta la obra que reveló su existencia "el sacrificio de Jesús". Es por Él, que pudimos experimentar y seguir avanzando en el conocimiento del amor; amor que perdura, que se mantiene, que nos fortalece y nos da esperanza eterna.

No hay ninguna otra forma de experimentar y conocer el amor sino es a través de Jesucristo. No hay forma alguna de explicar mejor el amor si no es a través de su sacrificio; Él es la manifestación del amor de Dios, su sacrificio nos ha revelado la veracidad del amor inigualable e incomparable del que por gracia hoy podemos participar.

El amor de Dios nos lleva al conocimiento perfecto del que gozaremos según la promesas proféticas que nos permitirá vivir en la plenitud y en la perfección de su amor. Es la esperanza segura a la que nos aferramos los hijos de Dios. Su amor hará que lo temporal sea vano e inútil; mientras que el conocimiento perfecto de su amor, hará que gocemos de la plenitud de su Nombre. Todo puede dejar de ser; sin embargo, el amor de Dios permanece para siempre.