MISERICORDIA

Para la palabra ‘compasivos’ (‘misericordiosos’), Jesús usa una variante de la palabra hebrea ‘chesed’. William Barclay describe así lo que es chesed: «la misericordia significa la capacidad de ponerse en la piel del otro a tal punto que podamos ver con sus ojos, pensar con su mente y sentir con sus emociones». Si bien incluye perdón abundante, más allá de lo que se espera, es más que eso. Cuando vemos el mundo a través de los ojos de otro, eso nos lleva a tener una respuesta no de venganza o enojo, sino de empatía, ponernos en los zapatos del otro. Es precisamente lo opuesto de guardar rencor o maquinar venganza, que son situaciones en las que priorizo mis propios sentimientos y satisfacción.

Jesús, en su vida, muerte y resurrección, nos mostró el camino de la misericordia. Nos llama a vivir como él lo hizo. La misericordia elige obrar de manera desinteresada, promoviendo que sanen las relaciones, ofreciendo gracia y encontrando caminos para seguir adelante. Esta bienaventuranza va en ambos sentidos: conforme damos misericordia, la recibiremos. Al obrar con misericordia quedamos libres de la amargura, las relaciones rotas y el pecado que nos ata.

A la misericordia le sigue la pureza de corazón. Jesús sigue llevándonos a mirar hacia adentro, la fuente de nuestras acciones. Ser puro de corazón describe a una persona devota a Dios, que vive en integridad. Tomando en cuenta que las Bienaventuranzas son colectivas, Jesús insta a sus oidores a que consideren que la comunidad de corazón limpio es una comunidad centrada en Dios, que refleja los caminos de Dios en todo lo que hace y dice. Tienen ‘corazón limpio’ y motivos puros; eso supone un reto dado que incluso en nuestros mejores momentos con frecuencia nuestra motivación no es sin mezcla. Aquí el llamado a la acción es que nuestra devoción a Dios sea pura y sin mezcla.

La dicha para los limpios de corazón es que verán a Dios.¡Qué bendición tan magnífica! Cuando obramos con intenciones puras, tenemos visión clara. Nuestra integridad y devoción a Dios nos llevarán a una relación más profunda con nuestro Creador.

Para reflexión

La misericordia es una palabra de acción. Para ayudarnos a recordar que debemos obrar con misericordia, aprendamos a decir MISERICORDIA con las manos en lenguaje de señas. Pueden buscar en internet cómo decirlo en lenguaje de señas de diversos países.

Oración

• Oren por situaciones en las que es difícil vivir la misericordia. Consideren dónde puede ofrecer misericordia esta semana y luego oren por esa situación.
• Oren por familias que están separadas o quebrantadas. Pidan que se ofrezcan misericordia el uno al otro.
• Consideren cuál sería el aspecto de pureza de corazón. Quizá sea pertinente llorar e identificar ocasiones de motivaciones o impuras. Quizá deseen celebrar ocasiones en las que han evidenciado unidad de propósito y devoción a Dios.