Quiero Dejar El OdioMuestra
EL ODIO NOS DIVIDE, NOS LLENA DE AMARGURA Y NO REPRESENTA A JESÚS, PERO EL AMOR, EL EJEMPLO DE CRISTO Y LA RECONCILIACIÓN LO GLORIFICA.
Una cosa es que yo odie y otra cosa es que me odien. Es decir, cuando la situación tiene que ver con nosotras por algo que hicimos, usualmente somos más misericordiosas que con quienes nos lastiman, ¿no crees? Nuestra vista es corta, pues llevamos nuestro odio a algo personal y olvidamos que el aborrecimiento (otro sinónimo para odio) de otros hacia nosotras es parte de un plan más grande: por ser cristianas, el enemigo nos persigue para matar nuestra fe en la justicia de Dios.
Jesús dijo a sus discípulos antes de partir a la cruz: «Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a Mí antes que a ustedes» (Jn 15:18). Nuestras vidas no nos pertenecen, somos representantes de Aquel que nos representó delante del Padre para salvarnos: Cristo Jesús. Por esta maravillosa razón, nosotras no podemos simplemente decir que está bien odiar a otros o que otros no nos odien tanto. El mundo nos aborrece porque representamos a Cristo, a quien aborrecen.
Por eso, vivimos injusticias. En el trabajo, nos despiden cuando siempre llegamos temprano y nunca faltamos, pero se quedan con la perezosa que sabemos que miente para no hacer sus tareas. En la escuela, sacas notas bajas cuando estudiaste, y el que se copió e hizo trampa, obtiene mejores resultados. En tu familia, sufres por la falta de empleo de tu esposo o enfermedad de un hijo, pero aquella mujer que no cree en Cristo tiene un esposo cuidadoso y proveedor por excelencia.
El mundo nos aborrece porque está bajo la potestad del maligno. Como vimos en el día anterior, el odio es malicia, por lo tanto, cada vez que operamos con odio, operamos según el sistema de Satanás. El odio solo provoca rencillas, división y más pecado, pero nosotras fuimos redimidas por Cristo para traer reconciliación, unidad y perdón, eso es ser luz en medio de las tinieblas. No permitas que el odio continúe dividiendo tu lealtad, coseche amargura y soledad, entrega a Cristo toda injusticia recordando que no todo se trata de ti, se trata de Él.
- Aprende: ¿Es el odio y el aborrecimiento igual? ¿Por qué el mundo nos aborrece?
- Vive: ¿Cómo brota el odio? Lee Proverbios 8:13 y Salmos 36:2 para responder: ¿Has experimentado el dolor del odio hacia ti? ¿Cómo te sientes? Puedes pensar en cómo otros se sentirán si tú los odias. Examina tu corazón y tráelo al Señor.
- Lidera: ¿Conoces a alguien que es aborrecida y odiada por ser cristiana? Aliéntala con la Palabra.
Oración
Señor amado, ayúdanos a soportar el aborrecimiento del mundo y el odio que tienen hacia tu Palabra y, en consecuencia, a nosotras que te representamos. Ayúdanos a responder con bien en vez de mal, ayúdanos a representar a Jesús como Él es digno. Ayúdanos a ser ejemplo de amor y no de odio, tanto para responder a la injusticia como para no ser instrumentos de injusticia hacia otros. En Cristo, amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
Sacar el odio de nuestra vida es una decisión que no podemos vivir ni practicar sin ayuda del evangelio de Cristo.
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Nos gustaría agradecer a Reformadas por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.reformadas.com/