Quiero Dejar El OdioMuestra

EL ODIO ES EL RESULTADO DEL ALIMENTO MALICIOSO QUE RECIBEN NUESTRA MENTE Y CORAZÓN AL NO PONER LA MIRADA EN LAS COSAS DE ARRIBA.

Jesús inició su predicación diciendo: «Ustedes han oído» o «también se les dijo», refiriéndose a las leyes mosaicas y como una introducción a explicar la intención de Dios al proveer estas leyes. Es decir, Jesús no abolió la ley, más bien, vino a cumplirla a cabalidad (Mt 5:17) por nosotras. No sin antes explicar que aquellos que crean en Él podrán vivir la ley con la intención correcta: confiar y amar a Dios.

Dicho esto, hablemos del odio. En nuestra era humanista, el odio se ha enseñado a partir de la perspectiva del hombre con pensamientos como: «yo no merezco esto, por lo tanto, lo odiaré» o «Por lo que esta persona me hizo, tengo derecho a odiarla». Sin embargo, la Biblia nos enseña que el odio procede de nuestro corazón a pesar de lo que otros nos han hecho o hemos vivido.

El odio se manifiesta en nuestra vida como una respuesta al rechazo, traición o cualquier obra maliciosa en contra de nosotras que se hace acompañar del enojo. La Biblia nos da un principio y una acción: «la ira del hombre, no obra la justicia de Dios», Santiago 1:20 con «Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo» (Ef 4:31-32).

Nuestro odio no obra para bien de otros ni para la gloria de Dios, pues atentamos contra otros portadores de la imagen de Dios y respondemos en pecado. Renovemos nuestra mente en esta verdad para proceder a quitarnos todo lo que el odio nos provoca para obrar en opuesto al odio (v.32). Escudriña tu corazón en cuanto a lo que tienes almacenado en él que provoca malicia hacia otros, venganza, molestia de tenerlos cerca, etc. Recuerda que nuestras acciones hacia otros hablan más de lo que hay en nuestro corazón que en el de ellos. Lo cierto es que, como somos hechas a la imagen de Dios, aborrecemos la injusticia, pero también, como estamos manchadas por el pecado, respondemos en odio, sin embargo, por la sangre de Cristo somos de Él y hoy podemos responder en amor como lo hizo Cristo en la cruz. ¿Lo crees?

• Aprende: ¿Cómo se ve el odio?
• Vive: Lee Génesis 29:31-30:2. ¿Cómo se ve el odio en Raquel? ¿Cuánto odiaba su situación? Ahora, piensa en tu propio corazón, ¿qué odias?, ¿por qué? Lee Isaías 53:5-7. ¿Cómo fue la actitud de Jesús? ¿Cómo puedes responder según Jesús?
• Lidera: Piensa en las mujeres que discipulas, ¿hay odio en sus corazones? Redirígelas a ver la obra de Cristo en su lugar.

Oración

Señor, te pedimos perdón por el odio que hay en nuestro corazón. Hemos retenido por mucho tiempo coraje y enojo. Ahora entendemos que solo tú eres verdaderamente justo y fiel para perdonar y restaurar nuestro corazón. En Cristo Jesús, amén.