Una Semana de EsperanzaMuestra

Promesas generacionales

Entiende, pues, que el Señor tu Dios es en verdad Dios. Él es el Dios fiel que guarda su pacto por mil generaciones y prodiga su amor inagotable a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos (Deuteronomio 7:9).

El Señor es fiel en cumplir sus promesas; Sus bendiciones se extienden mucho más allá de lo que podríamos esperar o imaginar, y tienen un impacto mucho más allá de nuestro alcance. Cuando el Señor bendice, se desborda de tu vida e impacta a generaciones más allá de ti. Nuestra esperanza se encuentra en lo que Él puede hacer en situaciones imposibles.

Esto es cierto para una mujer llamada Ana, quien puso su esperanza en el Señor. Encontrarás su historia en nuestra lectura de hoy. Ella no podía tener un hijo y le rogaba al Señor que le diera un hijo. Su dolor y angustia se mostraban mientras su cuerpo subía y bajaba mientras murmuraba su oración al Señor.

Después de una breve conversación con Elí, el sumo sacerdote, él le dijo que Dios la bendeciría al honrar su pedido. Salió del templo llena de esperanza por lo que Dios haría. Gracias a la fidelidad de Dios, lo que le fue prometido se hizo realidad. Tuvo un hijo y lo llamó Samuel, que significa: “Porque se lo pedí al Señor”.

La vida de Samuel es extraordinaria. Él fue el juez final de la nación de Israel, guiándolos a victorias contra sus enemigos. Era el Sumo Sacerdote que entraba al Lugar Santísimo del templo. Ungió al primer rey de Israel, Saúl. También ungió al segundo rey de Israel, David, de quien proviene el linaje de Jesús.

Podemos tener esperanza porque el Señor puede hacer lo imposible, pero el impacto que tendrá su bendición cuando haga lo imposible es inmensurable. Cuando Ana fue ante el Señor, oró pidiendo una bendición personal, pero Dios bendijo a Israel y al mundo a través de ella. Cuando Dios bendice, no es de forma aislada. Nuestra esperanza se encuentra en Él, pero su impacto se verá generaciones más tarde.

Próximos pasos

Pídele al Señor la ayuda que necesitas. Tómate un momento para alabarlo por la esperanza que se encuentra en Jesucristo y agradecerle por el impacto que causará a través de sus promesas generacionales.