Una Semana de EsperanzaMuestra

Aferrarse a la esperanza

Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo (Romanos 15:13 NVI).

Al iniciar esta semana de esperanza, debemos establecer el tono adecuado para lo que debemos esperar. No importa cuál sea tu situación, cuán grave o desesperada sea, ¡hay esperanza!

En la lectura de hoy, verás una increíble serie de milagros en la vida de Jesús. Calma una tormenta y luego expulsa una legión de demonios. Cuando regresó, la multitud lo apretujó. Un hombre llamado Jairo se arrojó a los pies de Jesús y le rogó que sanara a su hija enferma. Jesús acepta y comienza a caminar con el hombre. Las multitudes continuaron acercándose para estar cerca de Jesús, y en la versión de Lucas, escribió que la multitud estaba a punto de aplastar a Jesús.

Entonces entra nuestra persona desesperada, una mujer que llevaba doce años sangrando. Había sufrido bajo el cuidado de muchos médicos y había gastado todo su dinero para mejorar, pero sólo empeoró. ¿Cuántas veces hemos estado en esa circunstancia? La esperanza parece muy lejana porque la situación empeora sin importar lo que hagamos.

Cuando la situación es terrible, debemos adoptar su filosofía en el versículo 28: “Si tan solo toco su manto, seré sanada”. Se dio cuenta de que su única esperanza de un milagro estaba en Jesucristo. Ella extendió la mano y se aferró a la esperanza, y Jesús, la fuente de toda esperanza, la sanó.

Próximo paso

¿En qué área necesitas esperanza? Puede parecer desesperado o terrible, pero la esperanza está al alcance de la mano. Llévaselo al Señor hoy y dile que necesitas su esperanza, y el Dios de la esperanza te llenará de todo gozo y paz mientras confías en Él.