Crisis y recuperación

Aunque esta fase este enumerada como la séptima, la fase de crisis y recuperación puede ocurrir en cualquier momento de la relación, cuando la pareja se enfrenta a grandes cambios o trauma. Algunas de estas crisis son evitables, como la infidelidad, pero otras están completamente fuera de nuestro control, como la enfermedad, la perdida de trabajo o la muerte de un ser querido. Estos son tiempos que sacuden la base de una relación. Hay muchos tipos de crisis en las relaciones, cada una con su propia complejidad y no puedo empezar a hablar de cada una individualmente o hacerles justicia en esta breve lectura. Sin embargo, te animo a que mantengas tu compromiso tanto en los momentos buenos como en los difíciles.

En una ceremonia de boda, lágrimas caen cuando los novios están parados uno frente al otro y prometen: “Para bien y para mal, en la riqueza y en la pobreza, en salud y en enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe”. ¿Por qué nos conmueve oír esta frase que repiten los enamorados desde hace siglos? Porque estos votos apuntan a una verdad inevitable: junto con los buenos tiempos, vendrán tiempos difíciles. No importa cuán alegre fue el día de la boda, vendrán días que pondrán a prueba el núcleo mismo de tu compromiso. Y en tiempos de gran crisis, podemos recordar las palabras declaradas en confianza en el mejor y más feliz día: que, aunque venga la enfermedad, la pobreza o en lo peor de lo peor, yo estoy comprometido contigo para toda mi vida.

Si te encuentras en la fase de crisis y recuperación, te aconsejo tres cosas para que llegues al otro lado.

En primer lugar, mantente comprometido con tu matrimonio. Aun cuando tu cónyuge no lo merezca, aun cuando haya tomado decisiones que provocaron la crisis. Esta es la manera en que hemos sido amados por Dios, con un amor eterno e inquebrantable. Ve más profundo y determina que vas a ser tan consistente con tu cónyuge como Dios lo ha sido contigo. A veces la recuperación de una crisis toma mas tiempo de lo que piensas. No te desanimes. Tú puedes superar la dificultad.

En segundo lugar, ora. La oración es tu mayor arma en la lucha por salvar tu matrimonio en tiempos de crisis. Sí, necesitas conocimiento, sabiduría y habilidades relacionales para tener un matrimonio fuerte, pero se necesitan armas espirituales para ganar batallas espirituales. Entra a la batalla en oración. Pídele a Dios discernimiento sobre cómo orar por tu cónyuge.

Tercero, rodéate de apoyo. Los matrimonios sólidos están cimentados en una comunidad cristiana fuerte. Ustedes necesitan el ánimo, contar con alguien que los ayude a mantenerse responsables y el amor que se encuentran en una iglesia local. Pasen tiempo intencionalmente con parejas que están unos pasos más delante que ustedes, que puedan servirles de mentores y orar por ustedes. Manténganse abiertos a la consejería matrimonial cristiana o a grupos pequeños orientados a la reparación de relaciones.

ROMPE LA LISTA de las razones para irte durante una crisis. Decide mantenerte comprometido, orar por tu cónyuge y obtener el apoyo que necesitas para que puedas salir adelante con una relación fuerte y completa.