RestáuranosMuestra

"Restaurar el tiempo perdido" (Pr. Jonatán López).

“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:15-16).

En el texto original la palabra aprovechar significa “Redimir”, lo cual es diferente. Aprovechar el tiempo está bien, y esta idea gusta a los más jóvenes (Concepto que a la vez alimenta muchas decisiones emocionales…). Pero redimir el tiempo no tiene nada que ver con “sacarle el jugo” a las horas, o al calendario anual. El concepto de redención desde la perspectiva bíblica, significa “RECUPERAR LO PERDIDO”. Quizás hemos estado años postergando el proyecto de Dios para mi vida, para mi familia, para mi matrimonio, para mi llamado, para ser quien Dios quiere que seamos.

Nadie es perfecto, todos cometemos errores. Pero gracias a Dios por Jesús, porque por medio de Él, podemos mirar cara a cara al Padre y caminar bajo su voluntad, y el tiempo perdido se recupera. En los próximos cinco días, vamos a reflexionar a la luz del evangelio para seguir recibiendo la bendición de ser restaurados y renovados por medio del Espíritu Santo.

Nos vamos a sumergir y vamos a conversar internamente acerca del impacto de nuestras decisiones pasadas, la importancia de las relaciones interpersonales sanas, el significado del presente en relación con nuestra fe, y la esperanza que tenemos acerca del futuro. Vamos a discernir juntos el propósito de Dios para nuestras vidas. ¡El Señor quiere restaurar el tiempo que creemos perdido, en todas las áreas de nuestras vidas!

Gritos del ayer: Nuestra danza con las decisiones erróneas.

"Oh, sí... El pasado puede doler, pero tal como yo lo veo puedes huir de él o aprender" (Rafiki, El Rey León).

Quizás hoy, podamos ponernos en los zapatos (¿o sandalias?) de Jacob. Está a punto de alcanzar la consumación del plan tan minuciosamente elaborado por él y su madre, siente la adrenalina en su cuerpo, está seguro que ahora va a poder alcanzar todo lo que soñó para su vida. Por fin las cosas iban a cambiar. La primogenitura le daría acceso a beneficios sin esfuerzo, y suplantar la identidad de su hermano era solo dar un cierre a una historia de rivalidad que tuvieron desde el vientre de su madre.

Porque hay cierta atracción en tomar decisiones creyendo que estamos ayudando a los planes de Dios para nuestras vidas, es la sensación de estar agarrando un atajo que tal vez Él no conoce, pero yo se lo estoy indicando. Atajos para llegar más rápido, para solucionarlo a mi manera, para que las cosas cambien, para poder ser feliz, etc.… Pareciera que siempre lo mejor está más adelante, siempre está llegando, nunca es mi presente, ¿no? La insatisfacción nos hace creer esa mentira de las tinieblas.

El relato de la vida de Jacob en Genesis, se vuelve un espejo frente a nuestra lucha humana con las decisiones erróneas, y el impacto que tiene en nuestras vidas. Jacob desde su gestación tuvo conflictos y decisiones que marcaron su recorrido al futuro, al igual que cada uno de nosotros. Los gritos del ayer resuenan en nuestra cotidianeidad, recordándonos el peso y la repercusión, tanto en buenas como en malas decisiones.

Pero la Biblia nos muestra que nuestras decisiones erróneas no son el final de nuestra historia, el Evangelio trae redención y esperanza que nos impulsa hacia la transformación. A pesar de sus errores, Jacob experimentó el poder restaurador de Dios (lo veremos en los próximos días), quien no solo lo redimió, sino que transformo su identidad y le dio una nueva perspectiva para el futuro. Y así como él, nosotros también podemos encontrar consuelo en la promesa de un futuro restaurado y renovado, por medio de la gracia restauradora.

Reflexión:

¿Volverías el tiempo atrás para evitar tomar ciertas malas decisiones? Si nuestra respuesta es un rotundo SÍ, hay huecos en nuestro corazón en el que hay que aplicar la gracia restauradora del Evangelio.