LA PRESENCIA DE DIOS: Nuestro HogarMuestra

LA PLENITUD DE LA PRESENCIA DE DIOS

A.W. Tozer nos dice en relación con la presencia de Dios: “La cura inmediata de todos nuestros males espirituales sería entrar a disfrutar de la presencia de Dios, y comprender que él está en nosotros y nosotros en él". Myles Monroe lo expresa de la siguiente forma: “La presencia de Dios siempre ha sido el ambiente propicio para que el hombre sea todo lo que puede ser”. Jeanne Guyon lo expone con una especial sencillez: “… La única forma de ser perfecto es andar en la presencia de Dios”.

La presencia de Dios (Cristo en nosotros) es lo que hace la diferencia entre una vida abundante y la que no lo es (Juan 10:10).

La presencia de Dios se hace realidad cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador y la persona del Espíritu Santo es invitado a vivir en nuestro corazón. “Cuando se convierte a Cristo, el Espíritu Santo viene a vivir en usted. Él se vuelve siempre presente en su vida. Esto es parte de la dádiva de la salvación; el Espíritu Santo viene a morar en usted" (David Jeremiah). O como lo expresa Stormie Omartian: “El Espíritu Santo es Dios con nosotros. Él es el medio por el que Dios convive con nosotros. No nos ganamos su presencia; buscamos su presencia. No tenemos que suplicarle su presencia; Él espera que escojamos su presencia. El Espíritu Santo en un don del Señor”.

Es por medio del Espíritu Santo que disfrutamos la vida abundante que nos prometió Cristo: “Las cualidades de una vida más que maravillosa las produce en nosotros el Espíritu Santo. Se trata del amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre y el dominio propio que usted busca. Estas cualidades representan la esencia de la personalidad de Jesús mismo. Cuando el Espíritu de Cristo viene a vivir en nosotros se reproduce a sí mismo, haciendo que esas características formen parte de nuestra esencia” (David Jeremiah).

Conforme desarrollamos las disciplinas espirituales (enseñanza del próximo día) que nos permiten disfrutar de la presencia de Dios, el Espíritu Santo nos revela a Dios (I Corintios 2:9 y Santiago 4:8).

Dios desea que lo conozcamos (Jeremías 33:2-3). “… si podemos conocer al diseñador del Gran Cañón, del ojo humano, de la Vía Láctea. El arquitecto de la estructura más reconocida de París no está disponible, está muerto y enterrado. … El creador del monumento francés ya no puede hablar … el creador del Monte Everest está vivo y muy bien. Y nos invita a conocerlo. … Dios quiere que lo conozcamos” (Max Lucado).

En la medida en que reconozcamos la presencia de Dios en nuestra vida y disfrutemos de ella, descubriremos el don de la vida: “Dios es vida. Muchos intentan localizar la fuente de vida, y la mayoría miran en la dirección incorrecta. Pero en la manifestación del Verbo de vida, que es Jesucristo, descubrimos la verdadera fuente de vida. Se nos ha concedido vida eterna por medio de Jesús. Muchos especulan sobre lo que significa el adjetivo “eterna” cuando se asocia con el sustantivo “vida”. La vida eterna es una calidad, no solo una duración, de la vida. Esta vida que Dios nos da es la esencia de quién es Él" (A.W. Tozer).