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LA PRESENCIA DE DIOS: Nuestro HogarMuestra

LA PRESENCIA DE DIOS: Nuestro Hogar

DÍA 2 DE 7

SEPARADOS DE LA PRESENCIA DE DIOS

Por causa del pecado, Adán y Eva fueron expulsados del Edén (Génesis 3:23-24). Pareciera que únicamente fueron trasladados de un lugar a otro, de un lugar creado especialmente por Dios, al lugar en el cual fueron formados. Sin embargo, la salida del Edén significó una pérdida aún mayor: “Lo que Adán y Eva perdieron en el Jardín del Edén cuando pecaron fue “la presencia de Dios” (Nicky Gumbel).

Lo que significó para Adán y Eva la salida del Edén fue la muerte, es decir, dejaron de disfrutar de la presencia de Dios, de la vida que fluye de Él. A partir de la salida de ambos del Edén, la vida de la humanidad cambió. Nunca fue la misma, y no lo será hasta que el Señor regrese y nos lleve con Él por la eternidad.

En una primera etapa, Dios se les reveló a personas particulares con los cuales tuvo una relación especial: Abraham, Enoc, Noé, Moisés, David, Salomón, los profetas y otras personas. Estas personas disfrutaron de una comunión especial con Dios, llegando a caminar con Él.

Era muy común que cuando una persona tenía en encuentro con Dios construyera un altar. “Los altares eran … los lugares de la presencia de Dios. Las narraciones patriarcales registran continuamente la edificación de un altar en el lugar de una teofanía, sitio donde Dios se le había aparecido a un individuo (Gén. 12:7; 26:24-25). Era natural edificar un altar y celebrar con un sacrificio la aparición de Dios. Si Dios había aparecido en un lugar en alguna ocasión, esa sería una buena ubicación para que volviera a aparecer” (Joel F. Drinkard).

Con Israel, como su pueblo escogido, Dios manifestaba su presencia mientras los guiaba a la tierra prometida mediante una nube de día y una columna de fuego en la noche (Éxodo 13:21-22). Con la construcción del tabernáculo, Dios dispuso que su presencia se manifestara en el lugar santísimo (Éxodo 40:34-35).

Posteriormente, con la construcción del templo por Salomón, el pueblo tuvo un lugar en el cual podía encontrarse con Dios, siempre por medio de los sacerdotes, quienes eran los únicos que podían ingresar al lugar santísimo.

John MacArthur nos dice que: “El acceso a Dios siempre fue un problema para el pueblo judío. Éxodo 33:20 declara que ningún hombre puede ver a Dios y vivir. Una vez al año, en el gran Día de la Expiación (Yom Kipur), el sumo sacerdote judío entraba al Lugar Santísimo, donde la presencia de Dios habitaba en un sentido único, para acercarse a Dios en nombre del pueblo".

El plan de Dios siempre ha sido tener una comunión personal con sus hijos. Por ese motivo desde el momento en que Adán y Eva pecaron, Dios pensó en la forma en que restablecería su comunión con ellos: El sacrificio de Jesucristo (Génesis 3:15).

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Acerca de este Plan

LA PRESENCIA DE DIOS: Nuestro Hogar

El deseo de Dios al crear al hombre y a la mujer siempre es tener comunión con ellos. Él desea ser nuestro Dios (Padre) y que nosotros seamos sus hijos. Para los hijos de Dios su presencia es nuestro hogar y debemos aprender a disfrutarlo. La presencia de Dios, en la persona del Espíritu Santo, es nuestra fuente de vida.

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Nos gustaría agradecer a BibliaClips por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/bibliaclip/