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LA PRESENCIA DE DIOS: Nuestro Hogar

DÍA 4 DE 7

LA OBRA DE CRISTO: DIOS EN NOSOTROS

La obra redentora de nuestro Señor Jesucristo tiene muchísimas implicaciones, pero una de las principales fue restablecer la comunión de Dios Padre con sus hijos.

El autor de Hebreos, inspirado por Dios, lo expresa de la siguiente forma: "Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura” (Hebreos 10:19-22).

Nicky Gumbel lo traduce con las siguientes palabras: “Solo por medio de la cruz y la resurrección de Jesucristo se hace posible que se abra un camino a Su presencia y a la inhabitación del Espíritu Santo dentro de ti para que así hoy puedas experimentar el increíble poder de Su presencia”.

La obra de Cristo produciría un cambio en la forma en que Dios se relacionaría con sus hijos: Dios habitaría en nosotros.

Durante el periodo comprendido entre la expulsión del Edén y hasta la muerte y resurrección de Cristo, la presencia de Dios se manifestaba como una compañía, como un acompañamiento de Dios al hombre y mujer en su caminar. A partir de ascensión de Cristo, que permitió que el Espíritu Santo desarrollara su obra, Dios decidió habitar en sus hijos.

Jesús lo reveló con las siguientes palabras: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él" (S. Juan 14:23). Posteriormente, en el libro de Apocalipsis, Cristo lo ejemplifica con las siguientes palabras: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

El Apóstol Pablo lo expresa de la siguiente forma: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios?” (1 Corintios 6:19).

Max Lucado resume la experiencia de la presencia de Dios a través del tiempo así: “Durante la peregrinación por el desierto llegó un momento maravilloso. Dios le había dado instrucciones a Moisés para que construyera un tabernáculo en el cual moraría. Una vez que el proyecto estuvo completo, la nube majestuosa, que se había cernido sobre ellos, descendió de lo alto y entró en el lugar santo. A partir de ese momento, todo hijo de Israel podía señalar el tabernáculo y decir: “Dios está allí”. Haz un gesto a tu corazón y di: “Dios está aquí”. El día que decidiste seguir a Jesús, ocurrió un milagro invisible. El Espíritu Santo descendió de los cielos, siempre girando hasta el momento en que el movimiento se detuvo directamente sobre tu cuerpo. Él tomó residencia dentro de ti. Convirtió tu corazón en su tabernáculo”.

Escrituras

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Acerca de este Plan

LA PRESENCIA DE DIOS: Nuestro Hogar

El deseo de Dios al crear al hombre y a la mujer siempre es tener comunión con ellos. Él desea ser nuestro Dios (Padre) y que nosotros seamos sus hijos. Para los hijos de Dios su presencia es nuestro hogar y debemos apre...

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