Momentum: Mantener El Agarre En La PalabraMuestra

«El engaño de la riqueza y otras cosas»

Nuestras vidas pueden llegar a estar tan abrumadas por conseguir más dinero, más educación, más amigos, y más nivel que nuestra bodega del cielo esperan sentadas en la sombra, abrumadas por las cosas de la tierra. Recientemente nos cambiamos de una casa grande con estacionamiento para dos autos, a una casa con la mitad de espacio, con solo dos habitaciones y sin estacionamiento. Empezamos a pensar como nos aferramos a las cosas. Muchas cajas con nuestras pertenencias, en realidad eran cajas de basura. Miré cada caja y pensé para mis adentros, «Qué engañada estaba para llenar esa caja, con cosas que sabía no tenía lugar o tiempo». Cuando guardamos tesoros terrestres en exceso, solamente tapan los tesoros celestiales, que son sin tiempo y eternos, tesoros dados por Dios para nuestro bien y su placer. 

Los deseos de otras cosas. Decir no a las buenas cosas es duro para mí. Como hija de un alcohólico, aprendí a ser una persona que agradaba a los demás, para sobrevivir en un hogar caótico. No quería hacer naufragar el barco, así que, desarrollé un patrón de tratar de agradar a los demás. A causa de esto, encontré que tomo muchas otras cosas en mi vida que tienden a tapar las mejores cosas. Tito 2:11-12, un verso atesorado en mi corazón me instruye a decir no, a deseos impiadosos, terrenales y a vivir sensible, correcta y piadosamente en la era presente. Ahora yo verifico esas otras cosas que intentan ahogar la verdad, al preguntarme, «¿es esto sensible, correcto y piadoso?» Si es así, entonces digo «si», y si no es así, digo «¡no!»

Comienza de nuevo cada vez que falles. Cuando doy más valor a las cosas del mundo y permito que hagan que mi vida no tenga fruto espiritual, me siento miserable. He aprendido que aun el dolor de mantenerse en el mismo lugar viene a ser mayor que el dolor del cambio, me refiero a  mantenerme sin fruto cuando por una decisión personal, puedo comenzar a hacerlo en este momento. Salgo de allí y comienzo nuevamente  mi jornada. 

Los pasos que sigo para comenzar de nuevo son: arrepentimiento y regresar a manifestar las cosas buenas que Dios ha edificado en mi vida, ¡Levantarme!,  no mirar atrás, mantenerme avanzando. Haber hecho algo que no es correcto, no me obliga a quedarme allí, marcado y avergonzado. El carácter que me dio Cristo, me lleva a levantarme cuando me caigo y cambiar lo que necesito cambiar.