Alcanza tus Sueños.Muestra

EL DELEITE DE TUS SUEÑOS.

Un factor importante en el cumplimiento de nuestros sueños es la espera. A nadie nos gusta esperar y cuando el tiempo está pasando en ocasiones nos desanimamos. Sin embargo, el tiempo de espera es necesario para desarrollar nuestro carácter. Si Dios respondiera todos nuestros sueños de forma inmediata no desarrollaríamos tolerancia a la frustración, nuestro bienestar dependería de la respuesta inmediata a nuestros deseos, y eso en lugar de hacernos bien nos haría mal, puesto que vivimos en un mundo caído donde la frustración y la aflicción es parte de la vida.

Jesús mismo dijo: En el mundo tendréis aflicción, pero confiad yo he vencido al mundo (Juan 16:33).

El tiempo fue un factor determinante en la vida de Abraham, pues la desesperación por no ver la promesa cumplida lo llevo a tomar decisiones equivocadas que posteriormente le ocasionaron dolor y aflicción. La clave para poder esperar el cumplimiento de nuestros sueños es aprender a deleitarnos en el Señor, más que en lo que Él puede hacer.

Salmo 37:4: “Deléitate así mismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón". La versión DHH dice: “Ama al Señor con ternura, y él cumplirá tus deseos más profundos" (Salmos 37:4).

El secreto esta en encontrar deleite con nuestro Señor Jesús, en aprender a amarlo con ternura, más allá de lo que Él nos da.

La palabra deleite en la Biblia se puede explicar cómo: encontrar un placer muy intenso por alguien o por algo, de tal manera que ese alguien o ese algo satisface, sacia, llena lo más profundo de nuestro ser. Cuando encuentras deleite te sientes plena, por lo tanto, tienes la capacidad de esperar pacientemente el cumplimiento de tus sueños.

Toma un tiempo cada día para aprender a amar a Jesús con ternura, para deleitarte en Él y disfrutar el amor de tu Padre Celestial. Te aseguro que Él llenará tu boca de risa y te dará la capacidad de seguir soñando.

Espero hayas disfrutado este devocional tanto como yo y que los sueños de Dios en ti te hagan sonreír.

Con amor, Pastora Merle González.