El niño que es SeñorMuestra
Dos profetas pacientes
El Espíritu Santo le había confirmado a Simeón que estaba vivo durante un momento estratégico de la historia y que “no vería la muerte sin antes ver al Cristo del Señor” (Lucas 2:26). Simeón esperaba encontrarse con el ungido, el Mesías.
Una lectura de Lucas revela que insiste repetidamente en enseñarnos acerca del Espíritu Santo. Lucas muestra que Jesús fue revelado por profecía a través del Espíritu Santo, que Jesús fue llenado y guiado por el Espíritu Santo, que el Espíritu Santo descendió sobre Jesús en su bautismo, capacitando, invistiendo de poder y alentando a su ministerio. Se empeña en recordarnos continuamente la obra del Espíritu Santo; a través de lo que consideraríamos acontecimientos naturales, esos momentos providenciales en los que Dios une a las personas, las circunstancias y las cosas; y a través de momentos más obvios, sobrenaturales, en los que se producen milagros, profecías, revelaciones, la lucha contra los demonios y ese tipo de actividades.
Simeón tiene esta revelación del Espíritu Santo. Tiene una profecía. “Movido por el Espíritu fue al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron para cumplir por Él el rito de la ley, Simeón tomó al Niño en sus brazos, y bendijo a Dios diciendo: ‘Ahora, Señor, permite que Tu siervo se vaya en paz, conforme a Tu palabra; porque mis ojos han visto Tu salvación la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz de revelación a los gentiles, y gloria de Tu pueblo Israel’” (Lucas 2:27-32).
Por fin llegó el día esperado por Simeón. Abrazó al niño, alabó a Dios y profetizó. “Mis ojos han visto Tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos”, declaró Simeón, “luz de revelación a los gentiles, y gloria de Tu pueblo Israel” (Lucas 2:30-32). Dios ama a los judíos. Dios ama a los gentiles. Jesús vino a salvar a “todos los pueblos”, cada lengua, tribu, lengua, nación, cultura, origen y subcultura.
Simeón pasa a predecir los aspectos más dolorosos del ministerio de Jesús. Jesús sería un hombre en el centro de una extraordinaria controversia, conflicto y lucha. La historia misma se divide en a.C. (antes de Cristo) y d.C. (después de Cristo) alrededor de este hombre, Jesús, ya que literalmente divide la historia y a muchos en ella. Como dijo Simeón, hasta el día de hoy Jesús sigue siendo increíblemente divisivo. Sigue siendo un punto de unidad para los que le aman, y de desunión para los que no.
José y María encuentran otra profecía durante su viaje a Jerusalén, hecha por Ana, una profetisa, que también alabó a Dios por la oportunidad de presenciar “la redención de Jerusalén” (Lucas 2:38). Después de estos poderosos encuentros con el Espíritu de Dios, José, María y Jesús completan sus ceremonias y regresan a casa, a Nazaret.
Reflexión:
Dedica hoy algún tiempo a orar con alguien (aunque sea por teléfono), como hizo Simeón con José y María.
Escrituras
Acerca de este Plan
Cada Navidad, el mundo entero se detiene para celebrar el nacimiento de la persona más importante en la historia del mundo: ¡Jesucristo! En el devocional diario “El niño que es Señor”, estudiaremos los grandes detalles que rodean esta entrada de Dios en la historia de la humanidad, que cambió vidas, alteró la historia y salvó almas, tal como se registra en Lucas 1-2.
More
Nos gustaría agradecer a Mark Driscoll por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://realfaith.com/