El niño que es SeñorEjemplo

El anuncio glorioso para un público inesperado

¿Te has preguntado alguna vez qué pensaba la gente de los pastores en tiempos de Jesús? La gente pensaba que los pastores eran raros. Vivían solos, fuera de la ciudad, durmiendo al aire libre y rodeados de animales todo el tiempo. Su reputación no era muy buena. Los pastores eran estereotipados como delincuentes y ladrones, y ni siquiera podían testificar ante un tribunal. No ayudaba el hecho de que no pudieran abandonar su rebaño sin arriesgar su sustento, lo que significaba que no podían ir al templo para los sacrificios y las fiestas y mantener la misma devoción religiosa que el resto del pueblo de Dios. En resumen, los pastores no estaban muy bien considerados en su sociedad.

Cuando un ejército de ángeles iluminó el cielo para anunciar el nacimiento de Dios en la historia, nadie habría esperado que dieran la noticia a un grupo de pastores. Sin embargo, al oír el gran anuncio, los pastores de las afueras de Belén se apresuran a buscar al niño. Además de María y José, estos marginados anónimos son las primeras personas del mundo que disfrutan de una audiencia con Jesucristo.

Es curioso cómo Dios llega de forma humilde a una familia humilde y anuncia el acontecimiento a los humildes pastores. Dios obra con ellos para Su gloria, por Su gracia. Años más tarde, Jesús llegó a describirse a sí mismo como el Buen Pastor que da Su vida por las ovejas (Juan 10:11). Dios redime una profesión impopular, mostrándose humilde y dispuesto a cuidarnos como a ovejas.

Reflexión:

Si tú fueras Dios, ¿habrías entrado en la historia de forma humilde como lo hizo Jesús? Si no, ¿cómo habrías entrado tú en la historia?