La Vida En El Reino De DiosMuestra

“Cambia tu manera de pensar”

De hecho el término griego que se utiliza para arrepentimiento es “metanoia”, compuesto de dos palabras, “meta” que quiere decir cambio, y “nous” que significa mentalidad, forma de pensar.

Para entender las realidades y principios que gobiernan la vida del reino, es imprescindible un cambio de paradigma; es decir, debemos renovar nuestro entendimiento para cambiar nuestra forma de vivir. La versión de la Biblia “Dios Habla Hoy”, dice en la carta a los Romanos 12:2, “cambia tu manera de pensar, para que cambie tu manera de vivir”.

Formas de pensar, establecen formas de gobierno; quien influye en el pensamiento del hombre controlará sus acciones. Al modificar su forma de pensar modifica su ideología, ya que una palabra está ligada a un pensamiento, un pensamiento a una idea, una idea a una ideología, una ideología a la cultura que la alimenta.

Varios pensamientos generan una idea, varias ideas generan un argumento, varios argumentos generan una fortaleza. La fortaleza es el lugar en que nos confinamos, en forma de una prisión, a nivel espiritual, social, físico e inclusive moral, trayendo zonas oscuras a nuestra mente.

Las fortalezas se construyen por sistemas de pensamiento que hemos heredado, desde nuestro ambiente, cultura de familia, sociedad, religión y demás paradigmas verbales, visuales y vivenciales, que formaron nuestra mentalidad. La mentalidad es la forma de pensar, como interpretamos, percibimos y reaccionamos a los diferentes aspectos de la vida.

Cuando llega la revelación de la Palabra de  Dios, inicia un proceso de rompimiento de esas fortalezas; lo apostólico viene para quebrar esas fortalezas de maldad y lo profético para revelar los códigos de gobierno y autoridad, que nos conducen a la plena libertad en Cristo.

Las implicaciones del arrepentimiento bíblico son cuatro.

Contrición por el pecado, que encierra un dolor profundo por haber quebrantado el orden de Dios.

Convicción del pecado, se manifiesta por una aceptación y reconocimiento del error cometido, con todas sus implicaciones. 

Confesión del pecado, una declaración abierta, honesta y sin evasivas de todo lo que se hizo en contra de la voluntad el Señor, pues Dios no perdona excusas ofrecidas, sino pecados confesados.

Conversión del pecado, es la renuncia y cambio de actitud ante los desaciertos y caminos errados en que se desvió, para andar fuera de la senda correcta.