Saca fuera las raíces de amargura

La amargura en tu matrimonio produce una cosecha que afectará a muchos.

Tu Reto

• No digas nada negativo acerca de tu esposo a él mismo o a ninguna otra persona.
• Dile a tu esposo algo que admires o aprecies de él y díselo a alguien más, aparte de él.

«Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo» (Efesios 4:32).

Si no estás dispuesta a perdonar a tu esposo, encontrarás difícil animarlo. En este punto del reto de los 30 días, es posible que el Señor haya expuesto algunas áreas de amargura que están contaminando tu relación. Ahora es el tiempo para lidiar con cualquier actitud implacable de falta de perdón que hayas almacenado. Perdona a tu esposo, no porque él te haya herido o porque él se haya disculpado o cambiado, perdónalo porque Dios te ha perdonado.

Hebreos 12:15 dice: «Cuídense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados».

La amargura dentro de tu matrimonio producirá una cosecha que impactará a muchos: tu esposo, tus hijos, tu iglesia, tu comunidad. Invita a Dios a cuidar la tierra de tu corazón en esta área expresando tu deseo de eliminar todas las semillas de la amargura.

¿Es tu esposo un hombre flexible/perdonador? ¿Mantiene cuentas cortas de tus problemas? Expresa tu agradecimiento. ¿Tu marido parece guardar rencor contra ti? Si es así, ¿necesitas pedir perdón por una ofensa?

No importa cómo tu esposo maneje su corazón, eres llamada a la libertad de las raíces de amargura. Pídele al Señor que quite toda amargura de tu matrimonio para que de esta manera puedas caminar en libertad en tu relación con Él y con otros.

Oración

Padre Celestial, he pecado en contra de Ti en mi juicio y resentimiento en contra de mi esposo. Perdóname por ser egoísta con el perdón cuando Tú has sido tan generoso. Lléname con amor y compasión por mi esposo.

Un testimonio de alabanza

«Hace unos dos meses, mi esposo y yo comenzamos a tener problemas para comunicarnos. Esto desencadenó hacia una dirección que ninguno de los dos queríamos ir: ira, amargura, resentimiento, descontento, desconexión. Me encontré con este reto hace meses, pero nunca me tomé el tiempo para hacerlo. Finalmente lo comencé hace unos catorce días, ¡y no se imaginan el cambio! Estamos comunicando los problemas que tenemos entre nosotros, y de hecho, ya tenemos un tipo de resolución a nuestros conflictos».

Reflexiona y responde

1. ¿Puedes pensar en ocasiones/momentos en las que la amargura hacia tu esposo impactó a otros fuera de tu matrimonio?
2. ¿De qué manera tu amargura obstaculiza tu libertad?

Profundiza

Empieza a indagar. Pasa tiempo en oración pidiéndole al Señor que te muestre las raíces de amargura en tu corazón. Haz una lista de ellas pidiéndole a Dios que te perdone por tu resentimiento. Luego elige perdonar a tu esposo en respuesta al extravagante perdón de Dios.