Conoce el amor así: 21 días para descubrir el corazón de Dios para tiMuestra

Creer, luego ver

Julissa Rivera

Jesús respondió: —¿No te dije que si crees [en Mí], verás la gloria de Dios [la expresión de Su excelencia]? –Juan 11:40 (NTV)

Comenzamos el trayecto hacia nuestro sueño de comprar nuestra primera casa en febrero de 2000. Mientras hablábamos con nuestro oficial de préstamos, no pude evitar patear a mi esposo, Mike, por debajo de la mesa mientras intentaba mantener una cara seria. Lo acababa de escuchar decir con confianza: «Tendremos el 20 por ciento del pago inicial de la casa en dos semanas». Le estrechamos su mano mientras yo pensaba en silencio: ¡Este hombre ha perdido la cabeza!

Después de salir rápidamente del banco estando bien embarazada, miré a Mike y con un tono muy apasionado le pregunté: «¡¿En qué estabas pensando?! ¡¿De dónde vamos a sacar esa cantidad de dinero en dos semanas?!». Me miró con esperanza en sus ojos, sonrió y dijo: «Sentí que la fe surgía en mí. Julissa, ¡Para Dios no hay nada imposible!». Mike pasó luego a citar Juan 11:40: «¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?». Cuando abrí la boca para hablar, el Espíritu Santo me detuvo y me preguntó: «¿Crees que puedo hacer esto?». Recuerdo haber respirado profundamente, cerrar los ojos y susurrar: «Sí, Señor, yo creo que puedes. Nunca nos has fallado».

Las palabras que mi esposo declaró con fe ese día son las mismas palabras que Jesús le dijo a Marta mientras estaba frente a la tumba del hermano de ella, su querido amigo Lázaro. Habían pasado cuatro días y toda esperanza se había perdido. Marta y María lucharon con el período de tiempo en el que apareció Jesús. La gente del pueblo también estaba perpleja por su demora. Todos pensaron que era demasiado tarde. No lo era. Dios nunca llega demasiado tarde; siempre llega a tiempo, incluso cuando su tiempo no coincide con nuestras expectativas.

Jesús retrasó intencionalmente su viaje a Betania para que podamos creer en lo imposible. Según la creencia judía, el alma de una persona permanece tres días después de morir, lo que brinda la esperanza de una resurrección. Sin embargo, si al cuarto día no pasaba nada, esa esperanza estaba tan muerta como la persona que yacía allí. Miremos la escena:

«Corran la piedra a un lado», les dijo Jesús. Entonces Marta, la hermana del muerto, protestó: —Señor, hace cuatro días que murió. Debe haber un olor espantoso. Jesús respondió: —¿No te dije que si crees [en Mí], verás la gloria de Dios [la expresión de Su excelencia]?» Juan 11:39–40 (NTV, énfasis añadido)

¡Qué declaración de Jesús! ¡Si crees, verás su gloria!

Cuando todo lo que está dentro de nuestra fuerza o esfuerzo humano falla, es una oportunidad para que Jesús intervenga y haga lo que sólo puede hacer. Aquí es cuando demuestra su amor, su poder y su gloria.

La próxima vez que te veas frente a algo que consideras sin esperanza, sin vida o imposible, ¡Quiero animarte a creer y confiar en Dios sin importar lo que veas! ¡Cree en su Palabra! La historia de Lázaro es un hermoso cuadro y un recordatorio de que Dios puede traer vida a cualquier circunstancia o situación difícil. Servimos a un Dios todopoderoso, fiel y amoroso que cumple lo que promete. Él es capaz de hacer mucho, mucho más que cualquier cosa que pidamos o imaginemos, si tan sólo creemos (ver Efesios 3:20). ¡Confía en Él! La fe es la llave que abre su gloria, una expresión de su excelencia y bondad en nuestras vidas. «Sin fe es imposible agradar a Dios» (Hebreos 11:6 NTV).

La historia de Lázaro termina cuando Dios recibe todo el honor y la gloria tal como Jesús dijo que sucedería. El milagro mostrado mediante la resurrección de Lázaro hizo que otros también creyeran en Jesús.

Oh . . . y en cuanto a Mike y a mí, lo que parecía «imposible» ese día hace casi 24 años se convirtió en el dulce milagro que él había declarado y en el que habíamos creído. Fue exactamente lo que Dios usó para glorificarse a sí mismo en esa etapa de nuestras vidas, y nuestra historia inspiró a otros a creer y confiar en Él también.

Oración

Padre, te doy gracias porque eres fiel, amoroso y verdadero. Hoy te pido que me ayudes a creer y ver más allá de la perspectiva terrenal que tengo frente a mí. Déjame ver a través del lente de la fe. Señor, confío en Ti y en tus planes para mi vida. Sé que no hay nada demasiado difícil o imposible para Ti. En el nombre de Jesús, amén.

Para reflexión adicional

• Lee Juan 11:1–44 y subraya o resalta las veces que se menciona la palabra «creer», o una forma de ella. Pídele al Espíritu Santo que resalte cualquier área de tu vida (personal, espiritual o relacional) en la que necesites confiar en Dios o creer en Él. Haz una declaración por escrito y colócala en algún lugar donde puedas orar por ella.
• Piensa en un momento en el que hayas visto a Dios actuar a tu favor durante circunstancias aparentemente imposibles. Tómate un momento hoy para agradecerle por su bondad y su fidelidad.
• Si necesitas una dosis de fe, escribe el versículo clave de hoy (Juan 11:40) o uno de los versículos para estudio adicional. Luego, dilo en voz alta y mantenlo a la vista para poder declararlo tantas veces como sea necesario. ¡Deja que la Palabra de Dios te fortalezca!

Espíritu Santo, ¿qué me dices hoy?