Navidad: Dios Con NosotrosMuestra
En la espera
Escrito Por John Madge
“Movido por el Espíritu, fue al Templo. Cuando al niño Jesús lo llevaron sus padres para cumplir con la costumbre establecida por la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios: «Según tu palabra, Soberano Señor, ya puedes despedir a tu siervo en paz. Porque han visto mis ojos tu salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos: luz que ilumina a las naciones y gloria de tu pueblo Israel». El padre y la madre del niño se quedaron maravillados por lo que se decía de él. Simeón les dio su bendición y dijo a María, la madre de Jesús: «Este niño está destinado a causar la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y a crear mucha oposición, a fin de que se manifiesten las intenciones de muchos corazones. En cuanto a ti, una espada te atravesará el alma».”—Lucas 2:27–35 (NVI).
Creo que todos podemos identificarnos con Simeón al tener la esperanza de que se cumpla algo que hemos esperado. Lucas 2:25 (NVI) dice que Simeón "aguardaba con esperanza la consolación de Israel". Había pasado toda su vida escuchando la historia del pueblo israelita y su relación de pacto con Dios, esperando las promesas de Dios con respecto al Mesías. Simeón era una persona como tú y como yo, acostumbrada a esperar y confiar.
Simeón no solo era un hombre paciente que se sentaba a esperar el cumplimiento de su esperanza, sino que también era un siervo dedicado. Las Escrituras dicen que era justo y devoto. Era de edad avanzada, lo que significa que había vivido toda una vida antes de encontrarse con Jesús en el pasaje de hoy de las Escrituras. Simeón era una persona como tú y como yo, acostumbrada a orar y servir.
Imagínate la alegría de Simeón al escuchar la voz del Espíritu Santo. Llegó a ver y sostener en sus brazos al Mesías, el cumplimiento de su esperanza personal y el cumplimiento de la esperanza de toda la humanidad. Él dice: "Porque han visto mis ojos tu salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos: luz que ilumina a las naciones y gloria de tu pueblo Israel" (Lucas 2:30-32 NVI). Simeón era una persona como tú y como yo, acostumbrada a alabar y adorar.
El camino de la fe no es fácil. La espera puede ser insoportable, especialmente cuando consideramos las consecuencias si no vemos el cumplimiento de esa esperanza. Orar puede ser una práctica muy frustrante cuando solo buscas resultados. El servir fielmente puede en ocasiones llevarnos a sentir que estamos siendo utilizados. La alabanza y la adoración no se sentirán auténticas si desviamos nuestra esperanza y confianza hacia algo o alguien más que no sea Dios. Sin embargo, el viaje bien vale la pena, como lo demuestran las Escrituras de hoy.
Todo el capítulo de Hebreos 11 proporciona ejemplo tras ejemplo de otros que caminaron a lo largo del mismo camino de la fe en el que tú y yo nos encontramos. Comienza diciendo: "Ahora bien, la fe es tener confianza en lo que esperamos, es tener certeza de lo que no vemos." (Hebreos 11:1 NVI). La clave se encuentra en estas dos palabras: confianza y certeza. Podemos tener confianza en nuestra espera, aunque sea dolorosa. Tenemos la certeza de que, aunque no podamos ver a Cristo ahora, como lo hizo Simeón, un día lo veremos tal como lo vio Simeón: cara a cara.
Con respecto a la esperanza, Romanos 8:24-25 (NVI) dice: "Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero esperar lo que ya se ve no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya ve? Pero si esperamos lo que todavía no vemos, en la espera mostramos nuestra constancia". Cuando ha llegado el cumplimiento de una promesa, ya no hay necesidad de esperar su cumplimiento. Hasta ese momento, esperamos con confianza y seguridad en las promesas de Dios, tal como lo hizo Simeón.
Y, por último, 1 Corintios 13:13 (NVI) declara: “Ahora, pues, permanecen la fe, la esperanza y el amor. Pero el amor es el más importante." Un día nuestra fe se convertirá en realidad cuando veamos a Jesús cara a cara. Ya no esperaremos por lo que Él ya ha logrado ante nuestros propios ojos. Todo lo que quedará será amor. El amor de Dios nos envolverá por completo y llenará nuestros corazones hasta rebosar. Estaremos con Él y Él estará con nosotros, unidos para siempre. Hasta que llegue ese día, busquemos con valentía a aquellos que no conocen a Cristo.
Pausa: Piensa en todos aquellos que no tienen la esperanza de Emanuel: "Dios con nosotros", y ora sobre cómo compartir esa esperanza que tienes con ellos.
Práctica: Piensa en maneras de servir a los demás en esta Navidad. Invita a un amigo, familiar o vecino a la iglesia o a una campaña de evangelización.
Ora: Señor, te doy gracias por Tus promesas y porque puedo tener confianza y seguridad en mi espera y en mi falta de visión. Te doy gracias porque nunca me dejarás ni me abandonarás y porque Tu Espíritu mora en mí. Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
En este devocional de Adviento, veremos la historia de la Navidad, comenzando con Génesis hasta Mateo y Lucas 1 y 2, y exploraremos lo que significa que Jesús es Emanuel: "Dios con nosotros".
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Nos gustaría agradecer a Calvary Chapel Ft. Lauderdale por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://resources.calvaryftl.org/espanol