¿POR QUÉ NECESITO SILENCIO Y QUIETUD?Muestra
EL SILENCIO Y LA QUIETUD DE JESÚS DEMUESTRA LA NECESIDAD QUE TENEMOS DE ESTAR A SOLAS CON EL PADRE
¿No te pasa que después de estar entre tantas personas, quizás en tu hogar o en una reunión fuera de casa, empiezas a sentir la necesidad de estar sola? No sé cuánta tolerancia al ruido tengas, la mía no es mucha. Acostumbro a retirarme un momento en medio del bullicio o a estar por un tiempo limitado en un lugar con gente, si no, cuando regreso a casa, me siento muy agotada de todo lo que escuché, hablé y me traje para pesar.
Usualmente, pienso que lo que necesito es mi cama o solo cambiar de actividad, sin embargo, desde que me encontré con esta disciplina, comprendo que mi necesidad es de Dios, de estar a solas con Él en completa quietud y silencio. Jesús modeló perfectamente esta disciplina a sus discípulos. Él comprendía que había un tiempo para todo y priorizaba su tiempo a solas con el Padre porque reconocía la necesidad de estar con Él. A medida que más lo hacía, regresaba por más (Marcos 1:35; Lucas 4:42).
Jesús es la máxima expresión de la meta a ser. Jesús no solo nos está enseñando el principio bíblico de orar y buscar a Dios, nos está invitando a encontrarnos con Dios cuando nos retiramos al silencio para aquietar nuestras almas que buscan otras maneras para hacerlo. Él nos está enseñando cómo se vive con Dios. Siempre hay una necesidad que cubrir, un consejo que dar, un mensaje qué responder, una historia por subir, un lugar a dónde ir, un bebé que cambiar, una tarea que revisar y realizar. La continua actividad puede darnos un sentido de identidad o de buena administración de nuestro tiempo, pero si no recargamos fuerzas espirituales de la fuente de vida que encontramos en Dios, nos desgastamos rápidamente.
La dificultad en quedarnos quietas irá mermando en la medida que acostumbremos a los miembros de nuestro cuerpo a relajarse y nuestra mente deje de preocuparse tanto para enfocarse única y exclusivamente en Dios. Tenemos el enorme privilegio de poder hacerlo, no tardemos en experimentar lo que significa estar quietas y estar silenciadas en nuestra carne, es decir, dejar a un lado el enfoque de nuestra atención para concentrarnos en el carácter de Dios. Seamos como Jesús y como María, la hermana de Marta, ellos sí que sabían escoger la mejor parte: estar a los pies de nuestro Señor en silencio.
- Aprende: ¿Por qué Jesús apartaba esos tiempos de silencio?
- Vive: ¿Alguna vez has experimentado estar en silencio, tal vez leyendo un pasaje sin orar ni hablar, solo meditando? ¿Qué aprendiste ese día? Escribe las razones por las cuales no consideras que esta sea una disciplina espiritual para ti. Luego, escribe las razones por las que sí la necesitas. Ora al Señor que te ayude a experimentar estos tiempos de silencio con Él.
- Lidera: Reúnete con una amiga o hermana para tener juntas un tiempo de silencio y quietud. Al terminar, oren la una por la otra.
Oración
Señor, gracias por otorgarnos el privilegio de acercarnos a ti por medio de Jesucristo. Gracias por todas las cosas que podemos hacer en un día para tu gloria. Pero, ahora, te pido que nos ayudes a aquietar nuestra alma delante de ti. Ayúdanos a estar quietas en tu Palabra y preséntate con tu fortaleza, sabiduría, consuelo y amor de maneras que deseemos regresar por más y seamos transformadas por ti a través del silencio y tu paz, en Jesús, amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
El silencio y la quietud son disciplinas espirituales que callan nuestros impulsos naturales de controlar y hacer.
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Nos gustaría agradecer a Reformadas por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.reformadas.com/