Derribando Las Fortalezas De Maldad.Muestra

Vestidos.

Cada persona elige lo que desea hacer frente a las adversidades de la vida; tenemos opciones: rendirnos, luchar, tratar de huir, negar la realidad... En fin, muchas opciones que debemos analizar cuidadosamente porque cada una repercute en nuestro presente y futuro.

Somos llamados por Dios a vestirnos para poder batallar contra las huestes y principados de maldad. Veamos lo que se nos dice en Efesios 6:11: "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo". En este pasaje se nos da una orden: vestirnos con la armadura de Dios. Esto lo aclaro porque hay personas que creen que ser cristianos es sinónimo de letargo e inoperancia; creen que, por ser hijos de Dios, no deben esforzarse en nada y que las cosas "caen del cielo".

Esto es un error porque, si bien es cierto que nuestro Padre es el Rey de reyes y el Todopoderoso, nosotros somos reyes y sacerdotes para nuestro Dios. También somos comisionados a llevar la Palabra a todos los rincones de la tierra y mantenernos firmes en la fe, como lo dice 1 Corintios 16:13: "Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes". Cada uno de nosotros libra batallas internas y externas que, con la ayuda de Dios, nos sirven para crecer, fortalecernos y ver la mano de Dios a nuestro favor. Pero debemos atender la orden y vestirnos con la armadura de Dios.

Dejemos atrás todo letargo, esa vida pasiva que nos aleja de las bendiciones del Padre. Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante y esforcémonos por obtener el galardón prometido a aquellos que, como los atletas, se esfuerzan y luchan contra sus propios deseos y vencen las tentaciones que este mundo ofrece.

Oremos:

Padre Bueno, gracias porque provees a través de la Palabra el conocimiento necesario para estar firmes en la fe. En el nombre de Jesús, te pedimos la fuerza para levantarnos con el poder que nos has dado y dejar de lado las cosas que nos alejan de ti; que tu Palabra sea nuestro alimento, nuestra lámpara, nuestra lumbrera y que podamos crecer en el conocimiento de tu verdad cada día. Deseamos dejar atrás todo letargo espiritual y levantarnos como guerreros que luchan a tu favor para recibir de ti la fuerza y el poder, además del galardón prometido a aquellos que luchan hasta el final. Amén.