Derribando Las Fortalezas De Maldad.Muestra

Llevando las Buenas Nuevas.

Un arma poderosa que nos ha sido dada por Jesús para derribar las fortalezas de maldad son las buenas nuevas de salvación; hemos sido comisionados por el Maestro para ser emisarios del mensaje de salvación y amor. Así lo vemos en la Escritura en Marcos 16:15-18: "Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán".

Esto se complementa con lo que se nos dice también en Efesios 6:15: "Pónganse como calzado la paz que proviene de la Buena Noticia a fin de estar completamente preparados". Si somos emisarios que llevan las buenas noticias de que Cristo murió en la Cruz por nuestros pecados y que Dios le levantó de entre los muertos dándole un lugar de privilegio a su diestra desde donde intercede día y noche por nosotros, es porque lo creemos de todo corazón y vivimos en la gracia de Dios. Ya no estamos en condenación ni creemos las mentiras del enemigo, quien viene a acusar tratando de matar, robar y destruir nuestra salvación.

Ahora que estamos en Cristo somos nuevas criaturas; las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas. Ya no estamos sujetos al pecado; tenemos la autoridad dada por Dios para echar fuera demonios y dar libertad al cautivo por medio de nuestra fe en Cristo Jesús. Esta arma es poderosa y muy pocas personas la usan. Muchos viven un cristianismo en secreto donde no abren sus labios para proclamar cuán grandes cosas ha hecho Dios en sus vidas, mucho menos cuentan lo que Cristo hizo en la Cruz del Calvario porque se avergüenzan a causa de una mala relación con el Padre, con Cristo y con el Espíritu Santo.

Confiemos en la Palabra, hagamos lo que se nos demanda y de esa manera recibiremos grandes galardones y hermosas coronas en el Reino de los Cielos, por no mencionar la protección, las bendiciones y la prosperidad que se nos derraman cuando andamos haciendo la voluntad del Padre. No tengamos temor de abrir nuestros labios y decir lo que Dios hizo en nuestra vida.

Oremos:

Padre Bueno, te damos las gracias por las grandes maravillas que has hecho en nosotros; por la libertad que nos has dado a través de la Sangre del Cordero que fue inmolado en la Cruz del Calvario y por la que somos limpios del pecado y de la maldad. En el nombre de Jesús, te pedimos sabiduría y valentía para que al abrir nuestros labios podamos contar las grandes maravillas que haces en la vida de quienes se niegan a sí mismos y hacen tu voluntad; que cada día seamos embajadores de tu Reino aquí en la tierra para que muchas personas lleguen a conocerte y a tu Hijo para que reciban de tu Santo Espíritu y sean libres de todo peso, de toda atadura y yugo de esclavitud. Amén.